Recordé entonces las "trampas para los espíritus" que observé en Kenia. Son casitas en que la gente instala pequeñas camas y agregan también algo de provisiones, posho. Con frecuencia en la cama hay una figurilla de barro o arcilla, simulacro de un enfermo que debe ser curado. Un camino a menudo trazado artísticamente con piedrecitas conduce por un atajo a estas casitas para que los espíritus se dirijan hacia allí y no al pueblo de los hotentotes, donde está el enfermo, que estos espíritus querrían llevarse. En estas "trampas para los espíritus" pasan luego la noche los espíritus y regresan antes de nacer el día al bosque de bambú, que constituye su morada propia.
Carl G. Jung.
Carl G. Jung.
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