domingo, 16 de agosto de 2009

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Te esperamos para desayunar, comer o cenar en:

Restaurante La Lorena.
Monte Líbano 265
Lomas de Chapultepec.
C.P. 11000 México D.F.
Tel.: 52-02-45-94
... porque la vida es deliciosa...
visitanos en: http://www.lalorena.com.mx/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé cómo empezar, vamos a ver: La sonata a Kreutzer.A mí ya sabes que no me gusta, entonces en el ensayo de Mann sobre Chéjov, coincidía con lo que pensaba chéjov, nada menos. Cita Mann como Chéjov se alegra de haber viajado _hablando del viaje a Sajalín, enfermo como estaba, y que sirvió para conseguir algunas mejoras para los presos.Y dice "Qué personaje avinagrado sería yo hoy si me hubiera quedado encerrado entre mis cuatro paredes. Antes del viaje me parecía un acontecimiento importante, por ejemplo, La sonata a Kreutzer de Tolstoi; ahora sin embargo, me parece cómica y absurda". Y se ve que Mann lo debe aprobar. El ensayo de Mann es chejoviano del todo: no se puede decir más en menos (son sólo 25 pp.) siendo dos autores contrapuestos.Es inteligente y delicado y trata a Chéjov con el amor que chéjov trata a sus personajes,(a la madre y la hija de El estudiante. Y a Pedro, nadie le ha sabido trasmitir de esa forma)Está fechado en 1954 y es un prodigio de sabiduría. (Fíjate que estoy pensando en releer La Montaña a pesar de Settembrini y Naphta y todo su didactismo). Pero ayer me quedé muda. Cogí otro libro de ensayos de J.M. Coetzee y en el dedicado a Ítalo Svevo leo:..."Junto con la Sonata a Kreutzer y Por el camino de Swann, Senelità es una de las grandes novelas sobre los celos sexuales masculinos...". Y a mí Coetzee me gusta mucho, tiene un librito sobre Dostoievski El maestro de Petersburgo que me encanta, pero lo siento, sigo pensando lo mismo de la Sonata, aunque ya veo lo subjetivos que son los gustos.Así están las cosas.

Visconti, a mí en Muerte en Venecia, me parece que el personaje del músico, en la novela es escritor, se le va de las manos y queda un poco ridículo, en Mann no.También el director indio de que te hablaba, Satyajit Ray, trabajó con Renoir en la India mientras rodaba El río.Me hace gracia lo que dices de la dedicación al arte de Tolstoy y Visconti a pesar de ser títulos y tener dinero, no sé si Visconti tenía.Pero si encuentras el ensayo de Mann, verás que suavemnete le compara con Chéjov, como cuando estaban en yalta, o en Crimea solo, era paternalista con él. a mí Tolstoi me parece un poco "fantasma", no sé si vosotros utilizáis esa palabra. Aquí tiene un significado, posible, como de quien sobreactúa.

enrique, perdona la brasa que te he pegado. te prometo que no escribiré en muchos días, pero de estas cosas con quien mejo hablo es contigo y de Joyce no tengo a nadie con quien hablar. Muchos saludos.teresa

Enrique dijo...

Don Luchino Visconti di Modrone, conde de Lonate Pozzolo.

hay una hermosísima serie de Martin Scorsese que se llama "Mi viaje por Italia" ahí muestra los diferentes cineastas que le marcaron en su vida para dedicarse al cine. En esa serie, cuando habla de Visconti, comenta que era alguien muy sensible, pero muy metido en el mundo de la nobleza, su madre gusta del arte y conoce a Renoir, y éste invita al conde a ayudarle en su película como asistente ¡imagínate las conversaciones de Renoir con Visconti! te la impresión de que el cineasta francés debió tener un tacto increíble.

parte de la riqueza de Visconti es que puede retratar muy bien la clase alta sin prejuicios, ya que el pertenecía a ella desde muy pequeño. el lujo no se ve exagerado, las fiestas, todos esos detalles que a muchos se les escapa de las manos, a él no le ocurre.

Tolstoi. después de leer Anna Karenina, me dio la impresión que los personajes de Tolstoi no pueden zafarse de reloj sagrado del mundo, que hagan lo que hagan acabarán prisoneros de aquello que quieren evitar. He de admitir que no es de mis rusos favoritos, pero me gusta mucha de su forma de hilar las historias. el final de Anna K. es hermoso, no recuerdo el nombre del personaje, pero es aquel que está en el bosque y que de la nada comienza a llorar. me gusta mucho esa escena.

jijijiji. no es por nada, pero cuando leí Settembrini y Naphta en tu comentario un escalofría recorrió mi cuerpo. mucha filosofía, muchos pensamientos. obra muy pesada. después de leerla no la he vuelto a leer desde cero, sólo las partes que tengo subrayadas o algunas partes, como cuando está con su primo. Lo que si es fantástico es el final, con el final lloro de lo hermoso que es, con Hans corriendo entre la neblina en medio de la guerra, entonado una canción entre sus labios y perderse en la nada. (Forbidden Fruit. Paul Van Dyk, cuando escucho esa canción sólo puedo pensar en el final del libro, y mira que es una canción de música electrónica)

gracias por tus visitas, tampoco platico con muchas personas de todo esto, mi educación es de arquitecto, por lo que estoy fuera del círculo literario y fotográfico de mi país. hablar de joyce es difícil, por ahí tengo un proyecto de ensayos de joyce, pero me gustaría visitar todos los sitios en los que vivió.

saludos, gracias por tu visita y palabras.

byebye