Bajo el liberalismo, y casi hasta nuestros días, los hombres casados de las buena sociedad a los que sus esmeradamente educadas y correctas esposas poco podían ofrecerles solían hallar satisfacción con artistas, bohemias, muchachas dulces y cocottes… pero las artistas, así como la mujer bohemia instalada parasitariamente alrededor de la cultura de masas… Al final, las damas de sociedad acceden a ser la honra de su deshonra en un momento en el que ya no hay ni sociedad ni damas.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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