Después hubo cerdo en el menú. «El Corán lo prohíbe. Pero el Corán no sabía que el cerdo bien cocido no transmite enfermedades. Nosotros sabemos cocinar. ¿En qué piensas? » Janine no pensaba en nada, o quizás pensaba en aquella victoria de los cocineros sobre los profetas.
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Algunos hombres caminaban sin tregua, desde siempre, por aquella tierra seca, roída hasta el hueso, por aquel país desmesurado, sin poseer nada pero sin servir a nadie, señores miserables y libres de un extraño reino.
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¿Pero quién es capaz de dormir siempre solo? Algunos hombres lo hacen, aquellos a quienes la vocación o la desgracia han separado de los demás y que se acuestan todas las noches en el mismo lecho de muerte.
(La mujer adúltera, Albert Camus)
Desde la inexistencia a la existencia llegó a muchos y fue como uno recibido: existencia con existencia él estaba con cualquiera como cualquiera con cualquiera: desde la existencia a la no-existencia una vez que faltara sería por todos como nada percibido. (Ulises. James Joyce)
lunes, 23 de febrero de 2015
La mujer adúltera
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