En el alto Egipto, en la región de Assuan, he llegado a una tumba egipcia antigua, que poco antes había sido puesta al descubierto. Detrás de la puerta de entrada se hallaba una pequeña canastilla de junco con el cadáver desecado de un recién nacido, envuelto en pobres harapos. evidentemente la mujer de un trabajador había depositado con apuros, a último momento, al muerto recién nacido en la tumba del notable, a fin de que el niño tenga parte en la salvación cuando aquel monte en la barca solar hacia un nuevo levante, puesto que estaba enterrado en lugar sagrado dentro del radio de acción de la gracia.
Carl G. Jung
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