La lamentable verdad es que toda cultura se agota, igual que los seres humanos individuales; con el paso del tiempo, sus energías se van debilitando progresivametne y por fin se acaban. Tienen una vida colectiva, pero esa vida depende por entero de la renovación del talento individual de una década a la siguiente. El mero hecho de que una vez produjeran cosas extraordinarias no garantiza nada en cuanto a su futuro; de lo contrario, se podría haber esperado que (por ejemplo) Egipto o la América maya hubieran producido algo memorable a lo largo de los útlimos siglos.
(Roma, Robert Hughes)
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