Los que prostituyen su individualidad aceptan de grado, jueces
de sí mismos, la condena que la sociedad les ha impuesto. De ese modo
justifican también objetivamente la injusticia que padecieron. La regresión
general la reducen a regresión privada, y hasta su pública oposición la mayoría
de las veces es sólo un medio más disimulado de adaptación por debilidad.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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