El lenguaje es, por su propia sustancia
objetiva, expresión social, incluso cuando, como expresión individual, se
separa ariscamente de la sociedad. Las alteraciones que sufre en la
comunicación alcanzan al material no comunicativo del escritor. Lo que en las
palabras y formas lingüísticas viene alterado por el uso, entra deteriorado en
el taller solitario... El hecho de que los hombres sean absorbidos por la
totalidad sin ser, como hombres, dueños de la totalidad, hace de las formas
idiomáticas institucionalizadas algo tan nulo como los valores ingenuamente
individuales, y en igual medida resulta baldío el intento de modificar su
función admitiéndolas en el medio literario.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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