“Mi querido carcelero: Le escribo estas líneas en
seis idiomas. Muéstrelas a personas entendidas. Que haga disparar una escopeta
en el jardín Este disparo me dirá que mis esfuerzos no se perdieron en vano.
Los genios de todos los tiempos y países hablan en distintas lenguas, pero arde
en ellos la misma llama. ¡Oh, si usted supera qué dicha sublime experimento
ahora en mi alma porque puedo comprenderlos!” El deseo del recluido fue
cumplido. El banquero mandó disparar la escopeta en el jardín dos veces.
(Una apuesta, Antón Chéjov)
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