-¡La
amo, Nadia!
¡Por
Dios, hay que ver lo que sucede con Nádeñka! Deja escapar un grito y con amplia
sonrisa tiende sus brazos hacia el viento, alegre, feliz, tan bella.
Y
yo me voy a hacer las maletas...
Esto
sucedió hace tiempo. Ahora Nádeñka está casada con el secretario de una
institución tutelar y tiene ya tres hijos. Pero nuestros viajes en trineo y las
palabras “La amo, Nadia”, que le llevaba el viento, no están olvidados, para
ella son el recuerdo más feliz, más conmovedor y más bello de su vida...
Mientras que yo, ahora
que tengo más edad, ya no comprendo para qué decía aquellas palabras, por qué
hacía aquella broma...(Una bromita, Antón Chéjov)
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