... Pero no es agradable disponer de un tiempo limitado en
el que hay que cazar el kudú que se desea o quizá no conseguirlo jamás, ni
siquiera ver uno. No es ésta la forma en que se debe cazar. Hacerlo así es
parecido a la experiencia que hacen esos muchachos que son enviados a París con
dos años para trasformarse en buenos pintores o escritores tras los cuales, si
no lo han conseguido, deben volver a casa y dedicarse al negocio de la familia.
La forma de cazar es hacerlo por tanto tiempo como se vive y mientras se sepa
que existe tal o cual animal; de la misma forma que el pintar debe hacerse en
tanto exista uno y colores y lienzos, y escribir en tanto que uno exista y
disponga de papel y lápiz, o tinta, o una máquina para hacerlo y cualquier cosa
sobre lo que a uno le apetezca escribir; uno se siente imbécil si lo hace de
otra forma.
... Mi esposa sabe ahora todo lo que yo pienso, lo que digo,
lo que creo, todo lo que puedo hacer, lo que no puedo hacer y lo que no puedo
ser. Yo también sé todo sobre mi esposa... todo en absoluto. Pero ahora tenemos
alguien a quien no conocemos, que no nos conoce, que nos ama en su ignorancia y
es extraña para los dos. Alguien muy atractiva que es nuestra y no es nuestra y
que hace nuestras conversaciones.
–No tenemos
grandes escritores –respondí yo–. Algo les pasa a nuestros buenos escritores
cuando llegan a cierta edad. Puedo explicarlo, pero es muy largo y le podría
aburrir.
–Por favor,
explíquelo –respondió–. Eso es lo que a mí me gusta. Eso es lo mejor que tiene
la vida. La vida de la mente. Eso no es como cazar kudús.
... Este es el caso de Melville. Pero la gente que le
ensalza, lo hace por la retórica, que es lo que menos importa. Ven un misterio
donde no existe.
–Sí –me
respondió–, comprendo. Pero es el trabajo de la mente, la habilidad de hacerla
trabajar, lo que hace la retórica son las chispas azules de la dínamo.
... Algunos escritores nacen para ayudar a que otro escritor
escriba una sola frase. Pero no puede sacarla de un clásico anterior.
... De otro modo les ocurre lo que a los escritores de Nueva
York. Son como gusanos encerrados en una botella, que intentan extraer
conocimiento y nutrición de su mutuo contacto y de la botella. Algunas veces la
botella es arte formativo, otras economía, otras economía y religión. Pero
están en la botella y en ella permanecerán. Se sienten solitarios fuera de
ella. No quieren sentirse solitarios. Tienen miedo de estar solos con sus
creencias y ninguna mujer amaría a ninguno de ellos bastante para permitirles
matar su soledad en esa mujer o unir la suya a la de ella, o hacer con ella
algo que hiciera de todo lo demás una cosa secundaria.
–Los buenos
escritores son Henry James, Stephen Crane y Mark Twain. No es que éste sea el
orden jerárquico de su bondad. No hay jerarquías entre los buenos escritores.
–Toda la
literatura moderna americana procede de un libro de Mark Twain llamado
Huckleberry Finn. Si usted lo lee debe detenerse donde el negro Jim es robado a
los muchachos. Este es el verdadero final. El resto es pura paja. Pero es el
mejor libro que tenemos. Todo lo que se ha escrito en América procede de él.
Nada existía antes. Nada tan bueno ha existido desde entonces.
–Les
destruimos de muchas maneras. En primer lugar económicamente. Ganan dinero.
Sólo por casualidad gana dinero un escritor, aunque los buenos libros terminan
siempre por dar dinero. Nuestros escritores, en cuanto han ganado algún dinero
aumentan su nivel de vida y quedan apresados. Tienen que escribir para mantener
su situación, sus esposas y demás, y escriben vulgaridades. No son vulgaridades
hechas a propósito, sino porque están hechas apresuradamente. Porque escriben
cuando no tienen nada que decir, cuando se les ha secado la fuente. Porque son ambiciosos.
Luego, una vez se han traicionado a sí mismos, lo justifican y escriben más
vulgaridades. Eso o leen a los críticos. Si creen a los críticos cuando éstos
dicen que son grandes han de creerles también cuando afirman que son unos
podridos, y entonces pierden confianza por medio de la lectura de los críticos.
Si escribieran, algunas veces sería bueno, otras malo y otras peor, pero lo
bueno saldría. Pero como han leído a los críticos han de escribir obras
maestras. Las obras maestras que los críticos afirman que escribieron. Por
supuesto que no eran obras maestras. Eran, sencillamente, buenos libros. En
consecuencia, no pueden escribir nada. Los críticos les han hecho impotentes.
... A cierta edad los escritores masculinos adoptan un aire
protector, y sapiente. Las escritoras se trasforman en Juanas de Arco sin
causa. Se trasforman en conductores de hombres. No importa a quién conduzcan.
Si no tienen seguidores se los inventan. Es inútil que los elegidos como
seguidores protestes. Les acusan de deslealtad. Pero, demonio, son muchas las
cosas que les ocurren. Lo que le digo es otra tratan de salvar sus almas con lo
que escriben. Este es el camino más fácil. Otros quedan destrozados por el
primer dinero que ganan, la primera alabanza, el primer ataque, la primera vez
que descubres que no son capaces de escribir, la primera vez que comprueban que
son incapaces de hacer otra cosa, o cobran miedo y se unen a organizaciones
para pensar por cuenta de ellas. O no saben lo que quieren. Henry James quería
hacer dinero. Naturalmente no lo consiguió.
–Escribir
lo mejor que pueda y aprender en el proceso. Al mismo tiempo tengo a mi mujer,
con la que lo paso muy bien y me doy una buena vida.
–¿De qué se
trata ahora?
–De la
clase de obras que pueden ser escritas. De hasta dónde puede llevarse la prosa
si uno es lo bastante serio y tiene suerte. Existe una cuarta y quinta
dimensión que pueden ser alcanzadas.
–No. Es
algo más difícil que la poesía. Es una prosa que no ha sido escrita nunca. Pero
puede ser escrita, sin trucos ni engaños. Sin nada malo que siga después.
–¿Y por qué
no ha sido escrita?
–Porque
intervienen muchos factores. Primero, hay que tener talento, mucho talento.
Tanto talento como tuvo Kipling. Luego hay que tener disciplina. La disciplina
de Flaubert. Luego hay que tener un concepto claro de lo que puede ser y una
conciencia tan absoluta e invariable como el metro patrón de París, para evitar
las debilidades. Luego el escritor debe ser inteligente y desinteresado y sobre
todo debe sobrevivir. Intente unir todas estas cosas en una persona y permítale
atravesar todas las influiencias que presionan a un escritor. Lo más difícil,
porque el tiempo es tan corto, es que pueda sobrevivir y ver su obra acabada.
Pero a mí me gustaría tener entre nosotros un escritor así y leer lo que él
pudiera escribir.
... Aquello, desde luego, era sólo temporal. Yo era el
hombre de Pop y creo que las estimaciones profesionales se hacen día a día y
requieren una serie ininterrumpida de acontecimientos para tener algún
significado. Pero algo había sucedido entre nosotros dos.
... Sabía que estaba cazando bien y tenía esa sensación de
bienestar y de confianza en mí mismo que siempre es mucho más agradable tener
que oír hablar de ella.
... acompañado de rastreadores en quienes no confiaba,
comiendo solo, sin nadie con quien hablar, su esposa a nueve mil millas y tres
meses de distancia.
... Su audacia y valor eran tan automáticos y hasta tal
punto un simple estado de ánimo natural que nunca pensaba en el peligro. Pero
el peligro estaba en las manos de Pop y por él sentía una completa, clara y
absoluta adoración. Pop era el ideal de lo que un hombre debía ser para ella:
valiente, apacible, cómico, sin perder nunca el dominio de sí mismo, no
haciéndose nunca el fanfarrón, nunca quejándose excepto mediante algún chiste,
tolerante, comprensivo, inteligente, bebiendo un poco más de la cuenta, como
debe hacer un buen hombre y, a sus ojos, muy guapo.
... leer Seastopol de Tolstoi. Era un libro que había
escrito de joven y tenía una bonita descripción de una batalla, en la que los
franceses tomaban el reducto, y pensé en Tolstoi y en la gran ventaja que
proporciona la experiencia guerrera a un escritor. Aquél era uno de los temas
más importantes, y seguramente de los más difíciles, sobre el que se podía
escribir con sinceridad y los escritores que no habían vivido esa experiencia
estaban siempre celosos y trataban de quitarle importancia, o calificarla de
anormal, diciendo que era un mal tema, aunque realmente aquello era algo
completamente irreemplazable, algo importante de la vida que se había perdido.
... una revolución es con mucho la mejor experiencia si uno
no se convierte en fanático e intolerante, porque todos hablan en el mismo
lenguaje. Lo mismo que una guerra civil es la mejor guerra para un escritor, la
más completa. Stendhal había visto una guerra y Napoleón le había enseñado a
escribir. Entonces, les estaba enseñando a todos; pero ningún otro aprendió.
Dostoyevski se realizó gracias a que le enviaron a Siberia. Los escritores se
forjan en la injusticia igual que se forja una espada.
Lo que yo
tenía que hacer era trabajar. No me preocupaba de manera particular cómo iba a
manifestar mi obra. Ya no me tomaba mi propia vida seriamente, la vida de cualquier
otra persona sí pero no la mía. Todos ellos querían algo que yo no deseaba y lo
conseguiría fácilmente, si trabajaba. Trabajar era lo único importante, era lo
único que siempre te hace sentirte bien y, entre tanto, se trataba de mi propia
y condenada vida y la conduciría dónde y cómo me gustara. Y donde la había
conducido ahora me agradaba mucho. Este era un cielo mejor que el de Italia.
Era lo mejor de todo. El mejor cielo estaba en Italia y en España y en el norte
de Michigan en el otoño y también en el otoño en el golfo de Cuba. Se podía
vencer a este cielo; pero no al país.
... amaba al país de tal forma que era feliz como se es
feliz después de haber estado con una mujer a la que verdaderamente se ama,
cuando, vacío, se siente brotar de nuevo el amor y ahí está y nunca puede
tenerse todo y sin embargo, lo que hay ahora se puede tener, y se quiere más y
más, tener, y ser, y vivir en, poseer ahora de nuevo para siempre, para ese
largo y súbitamente acabado siempre;...
... Hasta las botas sin los pesados calcetines, habían
dejado de dolerle, pero yo odiaba más que nunca a los hijos de mala madre que
se creen justos y que tienen siempre razón, especialmente un amigo americano
ausente, y me retiré a mí mismo de aquella categoría de seres despreciables,
dispuesto a no volver a querer tener razón jamás,...
... Un país finalmente, se desgasta y el polvo se lo lleva
el viento, todas las personas mueren y ninguna de ellas tuvo ningún valor
permanente, excepto los que practicaron las artes, y ahora éstos no quieren
continuar en su empeño porque es un esfuerzo demasiado duro, y, además, no está
de moda. Mil años convierten la economía en una cosa estúpida y una obra de
arte resiste siempre, pero es muy difícil de crear y ahora no está de moda.
Nadie desea ya comprometerse en esa hermosa tarea porque piensan que estarían
pasados de moda y los piojosos que viven de la literatura no les elogiarían.
Además, es algo muy difícil de conseguir.
... Ahora, avanzando, seguro de que estaba allí, sentía el
júbilo, el mejor júbilo de todos, el que precede a cierta acción futura, acción
de la cual uno forma parte cuando hay algo que hacer, acción en la cual uno
puede matar y salir libre de ella, haciendo algo que uno ignora y a pesar de
eso, no estar atemorizado, sin preocuparse por nadie y sin sentir ninguna
responsabilidad, sólo pensando en realizar algo que uno se siente seguro de
poder realizar,...
Sabe que
está demasiado enfurecido para disparar y siente que le han hecho trampa.
Siempre hay algo que le está engañando, la necesidad de hacer las cosas de otra
forma que no sea regular, o mediante una ordenanza inexacta en la que los
detalles no están especificados, o el hecho de tener que hacerlo delante de la
gente o tener prisas para hacerlo.
... De esa forma, después del cementerio militar, que era un
lugar agradable, limpio, bien cuidado y tan bueno como cualquier otro para
dormir el sueño de los justos.
... Me habían disparado y me habían lisiado y había salido
de aquella situación. Siempre esperé morir de una cosa o de otra y,
sinceramente, eso no me preocupaba. Puesto que todavía me gustaba cazar, decidí
que sólo dispararía mientras pudiera matar limpiamente y, tan pronto como
perdiera esa habilidad, lo dejaría.
Si uno se
alista con los que luchan por la sociedad, por la democracia y todas esas cosas
cuando es joven y se declina después cualquier otro alistamiento, y se hace
responsable sólo de uno mismo, cambia el hedor agradable y reconfortante de los
camaradas por algo que no puede sentirse nunca de ninguna otra forma más que
consigo mismo. Este algo no puedo definirlo todavía totalmente, pero la
sensación se produce cuando se escribe bien y con verdad sobre una cosa y se
sabe de manera impersonal que se ha escrito de esa forma y aquellos que cobran para
leerlo e informar a los lectores no les gusta el tema, de tal manera que dicen
que todo es falso, pero tú sabes que su valor es absoluto; o cuando haces algo
que la gente no considera una ocupación seria y sin embargo, sabes, de verdad,
que es tan importante y ha sido siempre tan importante como todas las cosas que
están de moda;...
... Todo esto bien pastoreado por los barcos recogedores de
basura que cogen sus presas con largas pértigas, tan interesados, tan
inteligentes, y tan exactos como historiadores. Ellos poseen el punto de vista;
la corriente, sin que el fluir se haga visible, recoge cinco cargas de todo
esto al día cuando las cosas marchan bien en La Habana y, un espacio que se
extiende a lo largo de la costa, está claro y azul, sin que nada se modifique
por ello, como lo estuvo siempre antes de que la corriente se llevara lo que
depositan los lanchones de la basura. Y las hojas de palma de nuestras
victorias, las lámparas de luz gastadas de nuestros descubrimientos y los
preservativos vacíos de nuestros grandes amores flotan sin ningún significado
contra una cosa única permanente: la corriente.
... Es lo que ocurre siempre con la caza, no se sabe nunca
lo que pasar, y sucede lo mismo con cualquier tipo de caza, tanto aquí como en
otras partes.
–A eso se
debe que la mujer sea una favorita universal.
Y señalé a
la lona donde la lluvia hacía el ruido más bonito que nosotros, que vivíamos
una gran parte del tiempo fuera de las casas, habíamos oído nunca. Era un
sonido encantador, aunque nos estuviera llamando toda clase de cosas.
–El mundo
está cada vez más complicado –aseguró Pop.
... Todo el mundo en nuestra ciudad abandona el trabajo para
tomarse un descanso. Todos los pescadores se han metido a carpinteros. El
reverso de la Biblia.
–Sí, si se
tiene bastante material. Se necesita recoger una enorme cantidad de hechos
pasados. Es muy difícil conseguir algo verdadero sobre lo que no se ha visto,
porque los que fracasan siempre tienen mala prensa y los vencedores siempre
mienten mucho. Además, sólo pueden seguirse realmente en los países donde se
habla el idioma. Lo que, naturalmente, limita mucho la experiencia. Esa es la
razón por la cual nunca he ido a Rusia. Cuando no puede entenderse lo que se
dice, no está bien. Todo lo que se consigue así es material de segunda mano o
la posibilidad de visitar los lugares donde ocurrieron los acontecimientos,
pero nada más. Cualquiera que sepa un idioma extranjero en cualquier país es
alguien que puede fácilmente mentirle. Siempre se consigue lo bueno de la gente
común y cuando no se puede hablar con ella y no puede entendérsela, no se
obtiene nada que valga la pena, excepto si lo que se busca es algo que tenga
algún valor periodístico.
... Cuando habla sobre algo, nunca vuelve a escribirlo.
Ahora, por ejemplo, sé que está a punto de comenzar a escribir.
–¡Señor!
Les aseguro que la vida literaria es lo más importante de todo –dijo Pop–. Y
les aconsejo que no apuesten en contra.
... miré, como hacía todas las mañanas, aquella borrosa
mancha de estrellas que los románticos de los astrónomos llamaban la Cruz del
Sur. Todas las mañanas a aquella hora, observaba, como una ceremonia solemne,
la Cruz del Sur.
–Es la obra
de un solo actor –dijo Pop–. Es necesario que la acción comience lo antes
posible, y es lo que hay que hacer, y cuanto antes se acabe mejor. No crea que
estas cosas son muy fáciles.
Tenía las
orejas retorcidas lo mismo que los masai. Viéndoles correr, tan hermosos y
contentos, hacían que nos sintiéramos felices. Nunca había visto una amistad
tan rápida y desinteresada, ni gente que tuviera un aspecto tan estupendo.
... Tenían esta actitud que hace que las personas se sientan
hermanas, la seguridad inexpresada, pero instantánea y completa, de que se
puede ser masai se proceda de donde se proceda. Esa actitud sólo la tienen los
mejores ingleses, los mejores húngaros, y los mejores españoles; era lo que
significaba la distinción más clara de la nobleza cuando ésta existía. Es una
actitud ignorante y las personas que la tienen no sobreviven, pero conozco
pocas cosas más agradables en el mundo que el encuentro con gente así.
..., pensaba que todas las regiones del mundo son la misma
región y que todos los cazadores del mundo son el mismo cazador.
... No me importaba nada matar cualquier animal, con tal de
hacerlo limpiamente, todos tenían que morir y mi interferencia con la muerte
ancestral, provocada por el ciclo de las estaciones, que no se interrumpía
nunca, era muy minuciosa y no me causaba sensación alguna de culpabilidad.
... Me gustaban estas tierras y me sentía como en mi casa, y
donde un hombre se siente como en su casa fuera del país donde ha nacido, es
allí donde quiere ir.
Un
continente envejece rápidamente una vez que nosotros llegamos. Los nativos
viven en armonía con él. Pero el extranjero destruye, corta los árboles,
consume y seca el agua, de lar forma que se altera el suministro de agua y, en
poco tiempo, el suelo, una vez que el césped se revuelve y se cultiva, se
estropea, la tierra comienza a desaparecer llevada por el viento como sucede en
todo viejo país y como yo había visto que comenzaba a ocurrir en el Canadá. La
tierra se cansa de ser explotada. La tierra se gasta rápidamente a menos que el
hombre le devuelva sus propios residuos y los de sus bestias. Cuando deja de
utilizar bestias y utiliza máquinas, la tierra le derrota rápidamente. La
máquina no puede reproducir, no fertiliza el suelo, y se come lo que no puede
cultivar. Un país está hecho para dejarlo como lo hemos encontrado. Nosotros
somos los intrusos y después de muertos podemos haberlo arruinado, pero todavía
está allí y no sabemos cuáles serán los cambios que vendrán después. Supongo
que todos terminan lo mismo que Mongolia.
... y ahora yo debía buscar cualquier otro lugar, como
siempre había hecho el hombre, y éste era uno de los derechos fundamentales del
ser humano. Siempre se puede volver.
(Las verdes colinas de África, Ernest Hemingway)
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