... Las preguntas -¿quién alguna
vez no las formuló, no las oyó?- de si realmente existieron el Jorobado de
Notre-Dame, los tres mosqueteros, Martín Fierro, Santos Vega o Sherlock Holmes
acaso no prueban que para los chicos el peor defecto sea la irrealidad, sino
que para los sueños de cualquiera no hay mejor base que un hecho real.
A
lo largo de la vida he notado, sin dificultad, que los viejos estancieros dejan
entrever la convicción de que los literatos no entendemos mayormente de campo.
Consultado sobre la cuestión, un estanciero diserto me respondió:
-Ven
al escritor como a un turista. Un hombre que va al campo a mirar, no a
trabajar.
(Memoria sobre la pampa y los gauchos, Adolfo Bioy Casares)
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