como el verso de Rilke: “La pobreza es un lujo por dentro.”... El juicio sobre
la expresión subjetiva no se emite desde fuera, en la reflexión político
social, sino en las reacciones emocionales directas, cada una de las cuales,
obligada a avergonzarse a la vista de la industria cultural, aparta el rostro
de su imagen reflejada. Y en primer término está la proscripción del pathos
erótico, de la que el desalojo de los acentos líricos no es menos testimonial
que la sexualidad, sometida a una condena colectiva, en los escritos de Kafka.
A partir del expresionismo, la prostituta ha llegado a ser en el arte una
figura clave, al paso que en la realidad se extingue, porque sólo en la
impúdica puede adquirir forma el sexo sin sentir pudores estéticos.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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