-¡Si
usted partiera a estudiar! –decía-. Sólo las personas instruidas y santas son
interesantes y necesarias. Cuanto mayor sea la cantidad de estas personas, más
pronto vendrá el reino de Dios sobre la tierra. Y poco a poco, de vuestra
ciudad no va a quedar entonces ni una sola piedra; todo se hará añicos, todo
cambiará, como por arte de magia. Y habrá entonces aquí enormes y magníficos
edificios, jardines maravillosos, personas extraordinarias, notables... Pero no
es esto lo fundamental. Lo principal es que la multitud, en el sentido nuestro
y tal como ella existe ahora, no existirá en aquel entonces, porque cada
persona tendrá fe y cada uno sabrá para qué vive; ninguno buscará apoyo en la
multitud. ¡Palomita querida, márchese! Muestre a todo el mundo que esta
pecaminosa vida, gris e inmóvil, la tiene harta. ¡Muéstrelo aunque sea a sí
misma!
(La Novia, Antón Chéjov)
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