la mayoría de las veces no tiene otro sentido que el deseo de los
sólidos burgueses, para quienes el arte nunca es lo suficiente irracional, de
mantener lejos de las obras todo en sentido y pretensión de verdad… Pues al
representar la idea de lo bello repartida en múltiples obras, cada una en
particular necesariamente referirá la idea total, reclamará la belleza para sí
misma en su particularidad y jamás podrá reconocer su condición parcial sin
anularse a sí misma. En cuanto una, verdadera e inaparente, en cuanto libre de
tal individuación, la belleza no se representa en la síntesis de todas las
obras, en la unidad de las artes y del arte, sino de forma viva y real: en el
ocaso del propio arte. Toda obra de arte aspira a tal ocaso cuando quiere
llevar la muerte a todas las demás. Asegurar que todo arte tiene en sí su
propio final es otra expresión para el mismo hecho.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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