No sólo han sido, como sabía Nietzche, todas las cosas
buenas alguna vez malas: las más delicadas, abandonadas a su propio peso, tiene
la tendencia a terminar en una brutalidad insospechada.
…
El propio concepto del tiempo se ha formado históricamente sobre la base del
orden de la propiedad… Una vez convertida en posesión, a la persona amada no se
la ve ya como tal. En el amor, la abstracción es el complemento de la
exclusividad, que engañosamente aparece como lo contrario, como el agarrarse a
este único existente. En este asimiento, el objeto se escurre de las manos en
tanto es convertido en objeto, y se pierde a la persona al agotarla en su “ser
mía”. Si las personas dejasen de ser una posesión, dejarían también de ser
objeto de intercambio. El verdadero afecto sería aquel que se dirigiese al otro
de forma especificada, fijándose en los rasgos preferidos y no en el ídolo de
la personalidad, reflejo de la posesión.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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