-Lo que pasa con nosotros los
criollos –afirmó- es que somos demasiado modestos.
-No es por modestia. Vamos a parecer
un par de postulantes.
-¿No ve? –me preguntó, como
dirigiéndose a un chico-. Modestia, falsa modestia, orgullo, siempre estamos en
lo mismo. La enfermedad del argentino.
Una tarde, en vuelo sobre el mar,
comprendí mi error. El mundo era extraordinario, pero yo lo miraba sin ganas.
No imagines que estaba demasiado triste; indiferente, nomás. El turista se saca
a pasear; para eso hay que tener, siquiera, ilusiones.
(Los milagros no se recuperan, Adolfo Bioy Casares)
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