Cuando en la comedia de Schnitzler Reigen (Palabra que significa baile
en corro y que metafóricamente sintetiza las situaciones creadas en la obra:
las relaciones de la prostituta con el soldado, de éste con la doncella, de la
misma con el joven caballero, de tal caballero con la dama soltera, de ésta con
el hombre casado y así hasta cerrar el corro con las relaciones del conde con
la meretriz. Escrita en 1897, su intención era a de mostrar la igualdad de los
hombres bajo el impulso sexual. [N. de T.])… Ella sabe que, desde los orígenes,
por ser la que consiente es al mismo tiempo la engañada. Y si a causa de ello
se repliega en sí misma, tanto más se engañará. Esto es lo que encierra el
consejo a la novicia de Wedekind pone en boca de la madama de un burdel: “Sólo
hay un camino en este mundo para ser feliz, y es hacerlo todo porque los demás
sean lo más felices posibles.” El placer propio tiene como condición un
rebajarse sin límites, situación de la que las mujeres, por su temor arcaico,
son tan poco dueñas como los hombres en su presunción. No sólo la posibilidad
objetiva, también la capacidad subjetiva de felicidad pertenece primariamente a
la libertad.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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