El progreso técnico responde al terco y estúpido deseo de no
adquirir nunca baraturas, de no quedar de espaldas al proceso de producción
desatado sin importar cuál sea el sentido de lo producido… La abundancia de las
cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible
orientarse en ella y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un
guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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