El filósofo que desea ganarse el sustento
como escritor debe ofrecer en cada ocasión cosas finas y selectas, afirmarse en
el monopolio de lo raro frente al de lo oficial.
A pesar de todo, la
visión de lo lejano, el odio a la banalidad, la búsqueda de lo aún no manado,
de lo aún no captado por el esquema conceptual universal, constituyen la última
posibilidad para el pensamiento. En una jerarquía espiritual que continuamente
reclama responsabilidad, sólo la irresponsabilidad es capaz de conocer directamente
lo que esa jerarquía verdaderamente significa… El que ofrece algo único que
nadie quiere ya comprar personifica, aun contra su voluntad, la libertad de
cambio.
(Minima Moralia, T. W. Adorno)
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