Ninguna
amistad entre los hombres está totalmente desprovista de un elemento de
sexualidad por muy penoso que esto resulte al pensamiento y aunque parezca
contrario a la idea de amistad. Nuestro aserto se confirma al observar que
jamás se produce una amistad entre dos hombres cuando su aspecto exterior no ha
hecho nacer alguna simpatía, indispensable para que se produzca un acercamiento
entre ellos. La “popularidad”, la protección, el nepotismo, dependen en buena
medida de tales tendencias sexuales, muchas veces inconscientes.
... Todavía en el año 1900, un profesor de
psiquiatría de una universidad alemana propuso seriamente castrar a los
homosexuales.
... A pesar del clamor hoy tan en boga de la
existencia de derechos diferentes según las distintas individualidades, sólo
rige una ética para todos los humanos, de igual modo que sólo hay una lógica y
no varias lógicas.
... Mientras la exposición hecha puede ser
suficiente para todas las mujeres invertidas, hay que reconocer que se
encuentran muchos hombres con debilísimas características femeninas que, sin
embargo, quedan impresionados por sujetos del mismo sexo mucho más fuertemente
que otros mucho más afeminados que ellos, impresión que puede ser producida por
hombres muy varoniles y ser más marcada que la ejercida por una mujer. Albert
Moll afirma con razón: “Existen hermafroditas psicosexuales que se sienten
atraídos por ambos sexos, pero en cada sexo sólo aman las propiedades típicas
de él, y , por otra parte, se encuentran hermafroditas psicosexuales que
precisamente no aman esas cualidades típicas de cada sexo, las cuales, por el
contrario, les resultan indiferentes o incluso les producen repugnancia.” En
esta diferencia se basa la distinción entre homosexualidad y pederastia
establecida en el título de este capítulo. La separación de ambos conceptos
está perfectamente fundada: se denomina homosexualidad aquel tipo de
“pervertidos” que prefieren hombres muy teleidos y mujeres muy arrenoides, de
acuerdo con la mencionada ley, mientras que el pederasta, por el contrario
puede amar hombre muy varoniles, pero igualmente mujeres muy femeninas, esta
última en tanto que no es pederasta. De todos modos la tendencia hacia el sexo
masculino sería en él más fuete y más profunda que la que le lleva hacia el
femenino. La cuestión de los fundamento de la pederastia constituye un
problema por sí, y queda completamente aparte de esta investigación.
(Teleidos
Arrenoides)
... una luz entre las tinieblas en que todavía
están envueltas para la ciencia las diferencias psicológicas entre los
diferentes individuos.
... ¿Cuánto tiene de hombre y cuánto tiene
de mujer un individuo? ¿ha sido él o ella quien en aquel individuo
ha hecho, dicho o pensado tal o cual cosa?
... Cada individuo varía u oscila dentro de sí
mismo entre la masculinidad y la feminidad, y aunque tales oscilaciones son
anormalmente grandes en unos casos y extraordinariamente pequeñas y hasta
inapreciables en otro, existen siempre y se manifiestan, cuando son de alguna
importancia, incluso por la modificación del aspecto corporal del sujeto en
cuestión. Estas oscilaciones de la característica sexual, semejante a la del
magnetismo terrestre se dividen en regulares e irregulares. Las oscilaciones
regulares son oscilaciones pequeñas, por ejemplo, algunos hombres se sienten
más varoniles por la tarde que por la mañana, o entran dentro del terreno de
los grandes periodos de la vida orgánica, a los cuales se ha prestado hasta
ahora poca atención, auque parecen estar llamados a arrojar una nueva luz sobre
numerosos fenómenos. Las oscilaciones irregulares son provocadas probablemente
por causas externas, especialmente por el carácter sexual de las restantes
personas.
(Sexo y Carácter, Otto Weininger)
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