martes, 2 de marzo de 2010

benvenuti a roma

FREGENE, JUNIO

Voy rápidamente a saludar a Morovia, retirado en la Villa de los Pinos, fresco como un chiquillo, para escribir su nueva novela, La contemplación y el tedio

Y voy también donde Fellini que, detrás de las casitas de Fregene, detrás del pinar, rueda con la reaparecida Louise Reiner un episodio de La dolce vita; me presento huidizo y avergonzado. Debía haber ayudado a Fellini a escribir algunos diálogos para este episodio (la protagonista es una escritora) y ando, en cambio, dando vueltas por las playas del Tirreno. Un día, desde no sé qué ciudad del mundo, Fellini me escribió una postal llamándome "mi muy fiel Paolino (el fondo pascoliano de Fellini le lleva al diminutivo); ahora no sé qué cara poner, ante esta troupe feroz, estos visitantes crueles, ciegos de esnobismo, ante él, que está ahí, de pie, conlas mejillas y los ojos morados de cansancio, gritando patéticos diminutivos, ante la monstruosa concha, lugar de elegancia extrema, que él ha elegido como sede de su heroína-araña. Ya estoy verdaderamente en Roma.

(Larga carretera de arena. Pier Paolo Pasolini)

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