viernes, 29 de junio de 2012

Excavación




Nada es tan sintomático de la decadencia del movimiento obrero como que el propio obrero no tome nota de él… Dócilmente, sin ningún impulso en contra refleja la dominación y se identifican con ella. En lugar de solucionar el problema de la mujer, la sociedad masculina ha extendido de tal manera sus principios, que las víctimas no son ya en absoluto capaces de hacerse cuestión de la cuestión misma. En la medida en que se les concede cierta cuantía de bienes mercantiles aceptan con unánime entusiasmo su suerte, dejan el pensamiento para los hombres, difaman todo tipo de reflexión que choque con el ideal de feminidad propagado por la industria cultural y se abandonan de grado y por entero a la esclavitud, en la que ven la realización de su sexo… No en vano se llaman “modernas” las mujeres de Ibsen. El odio a lo moderno y el odio a lo anticuado son lo mismo.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

jueves, 28 de junio de 2012

Frío albergue




La división del trabajo, el sistema de funciones automatizadas tiene por efecto el que a nadie le importe nada el bienestar del cliente. Nadie puede ya leer en su rostro lo que le apetece, dado que el camarero ya no conoce los platos, y si se le ocurre recomendar alguna cosa debe cargar con los reproches de haberse excedido en sus competencias… Es comprensible que el restaurante este separado del hotel, del estuche vacío de las habitaciones, por hostiles abismos, como no lo son menos las limitaciones del tiempo en la comida y en el insufrible room service, de donde se huye hacia el drugstore, el ostentoso establecimiento tras de cuyo inhospitalario mostrador un malabarista de huevos fritos, lonchas de jamón y bolas de helado se presenta como último resto de hospitalidad… Entonces surgen figuras como las hostess, especie d patrona sintética. Como ésta en realidad no se cuida de nada, no reúne mediante ninguna disposición real las funciones escindidas y enfriadas, sino que se limita a los vanos gestos de bienvenida y en todo caso al control de los empleados, su aspecto es el de una mujer marchita fastidiosamente guapa, tiesamente esbelta y forzadamente juvenil. Su verdadero fin es el de velar por que el cliente que entra ni siquiera pueda escoger él mismo su mesa, puesto que el negocio está por encima de él. Su encanto es el reverso de la gravedad que ostenta el encargado de la expulsión.


(Minima Moralia, T. W. Adorno) 

La chalupa




            Una de las singulares dificultades del mar radica en el hecho de que después de sobrepasar con éxito una ola, descubres que hay otra tras ella que es igual de importante y desea con la misma ansiedad esforzarse por inundar la embarcación.


            Cuando un hombre percibe que la naturaleza no lo considera importante, y que ella no cree que mutilaría al universo si se deshiciera de él, primero le vienen ganas de lanzar ladrillos al templo, y odia con toda su alma el hecho de que no hayan ni ladrillos ni templos. Cualquier expresión de la naturaleza se vería, sin duda, asaltada por sus escarnios.


            El contramaestre se imaginaba perfectamente al soldado. Estaba tendido en la arena cabeza arriba, los pies erguidos e inmóviles. Mientras su pálida mano izquierda apretada contra su pecho intentaba impedir que se le escapara la vida, la sangre se escurría de entre sus dedos.


... Aquel molino era una gigantesca torre que daba la espalda a la trágica condición de las hormigas. De alguna forma, representaba para el contra maestre la serenidad de la naturaleza en medio de las luchas del individuo... la naturaleza en el viento y la naturaleza en las mentes de los hombres. En ese momento no le pareció cruel, ni benévola, ni traicionera, ni sabía. Pero era indiferente, totalmente indiferente. Quizá sea plausible que un hombre en esta situación, impresionado por el desinterés del universo, vea los innumerables errores de su vida, y que en su mente tengan un sabor a maldad, y que desee obtener otra oportunidad. La distinción entre bien y mal es absurdamente clara para él entonces, en esta nueve ingenuidad al borde de la tumba y comprende que si se le diera otra oportunidad, enmendaría su conducta y sus palabras, y sería mejor y más listo en cualquier circunstancia.


            Pensaba: “¿Voy a ahogarme? ¿Será posible? ¿Será posible? ¿Será posible? Quizá tenga uno que considerar su propia muerte como el último fenómeno de la naturaleza” 


(La chalupa, Stephen Crane)

miércoles, 27 de junio de 2012

Mira si era malo




Quienes han pasado por peligros imprevistos de muerte, por súbitas catástrofes, a menudo refieren que, sorprendentemente, no sintieron miedo... Ellos se acomodan a lo accidental, generalmente inanimado, como si propiamente no les importase. Psicológicamente la ausencia de miedo se explica como falta de impresionabilidad ante la incidencia fatal... Quien comete acciones que, según las normas reconocidas, son contrarias a la rectitud, como la venganza contra los enemigos o la falta de compasión, apenas es consciente de la culpa, y sólo mediante un penoso esfuerzo puede imaginársela... Pero su actitud dista mucho de ser noble, pues él sabe que la sociedad nada tiene en absoluto que reprochar contra la inhumanidad y mucho contra las faltas de comportamiento, y que un hombre que rompe con su amante para presentarse como un señor correcto puede estar seguro de la aprobación social, mientras que otro que besa respetuosamente la mano de una todavía muy joven muchacha de buena familia se expone al ridículo.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

esculturas




martes, 26 de junio de 2012

Mamut



Este tipo de noticias, igual que la insoportable moda humorística del monstruo del lago Ness y la película de King-Kong, es una proyección colectiva del monstruo estado totalista. La colectividad se prepara para afrontar sus horrores habituándose a figuras gigantescas… Cuanto más puramente la civilización conserva  y trasplanta la naturaleza, más inexorablemente queda ésta dominada… El león criado en una granja está tan domesticado como el caballo, sometido hace tiempo a un control de natalidad. Pero el milenio aún no ha llegado. Sólo en la propia irracionalidad de la cultura, en los rincones y los muros, a los que además hay que añadir las vallas, torres y bastiones de los parques zoológicos dispersos por ciudades, puede conservarse la naturaleza. La racionalización de la cultura, que abre sus ventanas a la naturaleza, la absorbe por entero eliminando junto con la diferencia el principio mismo de la cultura, la posibilidad de la reconciliación.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

jueves, 21 de junio de 2012

líneas


Los afanes




            -En ese niño se ocultaba un maximalista con barba y todo, un ácrata.
            Mi padre corroboraba:
            -Destruye por destruir. Será otro presidente radical.


            -Enamorarse de una mujer tan incómoda es el peor infortunio. Jamás puede uno olvidarla. Las mujeres razonables, por comparación, parecen borrosas.


... Si le oyeras la vocecita que pone para ser razonable, no dirías pavadas. ¿Te cuento una cosa? Yo desconfío de los que piensan mucho. No les gusta la vida, le dan la espalda, no la conocen. Piensan tanto sobre lo que no conocer que llegar a equivocaciones monstruosas.


            -Siempre uno está expuesto a lo inesperado, así que para el cobarde hay un solo consejo: la cucha. No salir de la cucha. Pero en este momento usted viaja como una testa coronada, de incógnito, así que no corre el menor peligro.


... “Precisamente porque siente dolor necesita que la consuelen”, pensó. “Las caricias, como lo prueban los chicos que lloran, son el consuelo universal.” Olvidó al doctor, olvidó los exámenes. Descubrió que Cecilia le gustaba mucho.




(Los afanes, Adolfo Bioy Casares) 

miércoles, 20 de junio de 2012

Cena de gala




El progreso técnico responde al terco y estúpido deseo de no adquirir nunca baraturas, de no quedar de espaldas al proceso de producción desatado sin importar cuál sea el sentido de lo producido… La abundancia de las cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible orientarse en ella y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.

(Minima Moralia, T. W. Adorno) 

martes, 19 de junio de 2012

Vicepresidente




Consejo al intelectual: no permitas que te sustituyan. La fungibilidad de las obras y las personas y la creencia de ella derivada de que todos tiene que poder hacerlo todo obran dentro del estado vigente como una cadena. El ideal igualitario de la sustituibilidad es un fraude si no está sustentado por el principio de la revocabilidad y la responsabilidad del rank and file. Es precisamente el más poderoso, el que menos hace, el que más puede cargar con el otro del que se preocupa y busca su beneficio... la ocupación del director general y lo que constituye la del empleado de la gasolinera. Es una pobre ideología pensar que para la administración de un trust en las actuales condiciones se requiere más inteligencia, experiencia y preparación que para leer un manómetro... En le plano material, la sustituibilidad es ya algo posible, y la insustituibilidad el pretexto que lo impide... El lápiz y la goma de borrar son más útiles al pensamiento que un equipo de ayudantes. Quienes no deseen entregarse de lleno al individualismo de la producción espiritual ni lanzarse de cabeza al colectivismo de la sustituibilidad igualitaria y despectiva del hombre, están obligados a un trabajo en común libre y solidario bajo una común responsabilidad. Todo lo demás será complicar el espíritu con las formas del comercio y, finalmente, con sus intereses.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

lunes, 18 de junio de 2012

pregunta sin respuesta




            Sin embargo, no era capaz de una completa apreciación de nada, excepto de la consciencia, en ese momento, de estar aturdido. Sentía su mente embotada perseguir a tientas la forma y el color de aquel incidente. Se preguntó por qué  no experimentaba una agonía punzante de terror hendiendo sus sentidos como un cuchillo. Se lo preguntaba porque la humanidad había pregonado a voces durante siglos que los hombres debían sentir temor de ciertas cosas, y que todo los que no sentían este temor eran fenómenos... héroes.


(Un misterioso heroísmo, Stephen Crane)

Intención y copia




La palabra, que debe meterle al oyente en la cabeza el carácter del que la pronuncia e incluso el significado del todo, comparada con la literal fidelidad de la imagen, suena “innatural”. Justifica así el mundo como algo en igual medida dotado de sentido antes de decir el primer embuste planeado y exhibir la primera deformación. Ningún hombre habla así, ningún hombre se mueve así, pero el film, constantemente incita a que lo hagan todos se cae así en una trampa: el conformismo es a priori provocado por el acto de significar en sí, sin importar cuál pueda ser el significado concreto, mientras que sólo a través del significar podría quebrantarse ese conformismo, esa respetuosa repetición de lo fáctico... Todo trabajo artístico, que también es teórico, debe mostrarse superior a la necesidad de tal duplicidad. La forma clara, por esotérica que fuere, es una concesión al consumo; la poca clara es, en sus criterios inmanentes, diletantismo. La calidad la decide la profundidad, donde la creación asume la alternativa y de ese modo la domina.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

Marín en Antropología


sábado, 16 de junio de 2012

Bloomsday

Ciudad entera que muere, otra ciudad entera que llega, muere también: otra que aparece, que acaba. Casas, filas de casas, calles, millas de pavimiento, ladrillos apilados, piedras. Cambian de mano. Este propietario, ése. El dueño nunca muere dicen. Otro se mete en su pellejo cuando a él le llega el desahucio. Compran el sitio con oro y aún siguen teniendo todo el oro. Timo en alguna parte. Apiladas en ciudades, desgastadas siglo tras siglo. Pirámides en la arena. Construidas a costa de pan y cebolla. Muralla china de esclavos. Babilonia. Grandes piedrtas que permaneces. Torres circulares. El resto ruinas, barrios que se extienden, chapuzas. Casas colmena de Kerwan construcciones de papel. Cobertizo, para la noche. 

(Ulises. James Joyce)

viernes, 15 de junio de 2012

El hotel azul




... Una partida que cuenta con un jugador que golpea la mesa siempre acaba siendo intensa.


            Semejantes escenas demuestran a menudo que el entorno pocas veces es el que determina una atmósfera. Cualquier habitación puede presentar un aspecto trágico; cualquier habitación puede ser cómica. Esta pequeña guarida era ahora tan espantosa como una cámara de tortura. Eran las nuevas caras de los hombres las que la habían transformado en un instante.


            El sueco, asiendo con fuerza su maleta, se enfrentó cual velero a la tormenta. Estaba siguiendo una línea de pequeños y miserables árboles desnudos que él sabía debían marcar el camino de la carretera. Su cara, aún recientes los golpes de los puños de Johnnie, sintió más placer que dolor en el viento y la nieve que transportaba.
            Finalmente varias formas cuadradas se elevaron ante él, y reconoció las casas de la parte principal de la ciudad. Encontró una calle y la recorrió, inclinándose pesadamente contra el viento cada vez que, en una esquina, le sorprendía una terrible ráfaga.
Aquello hubiese podido ser una aldea abandonada. Nos figuramos el mundo como un lugar ocupado por una humanidad conquistadora y exaltada, pero allí, con el sonar de las trompetas de la tempestad, era difícil imaginarse un planeta poblado. Entonces la existencia del hombre a uno le parece algo asombroso y otorga un encanto especial a esos piojosos que por alguna razón tuvieron que aferrarse a esa bola que da vueltas, perdida en el espacio, con su carga de violentos fuegos, de implacables hielos y de pululantes enfermedades. La arrogancia del hombre, según explicaba la tormenta, era el verdadero motor de la vida. No morir en ello era fanfarronería.


... Cada pecado es el resultado de una colaboración. Nosotros cinco hemos colaborado en el asesinato de aquel sueco. En general hay entre doce y cuarenta mujeres implicadas en cada asesinato. Pero en este caso parece haber tan sólo cinco hombres...




(El hotel azul, Stephen Crane)

águas de março

Águas de março
(Tom Jobim)

É o pau, é a pedra, é o fim do caminho
É um resto de toco, é um pouco sozinho
É um caco de vidro, é a vida, é o sol
É a noite, é a morte, é um laço, é o anzol
É peroba do campo, é o nó da madeira
Caingá candeia, é o matita-pereira


É madeira de vento, tombo da ribanceira
É o mistério profundo, é o queira ou não queira
É o vento ventando, é o fim da ladeira
É a viga, é o vão, festa da cumeeira
É a chuva chovendo, é conversa ribeira
Das águas de março, é o fim da canseira
É o pé, é o chão, é a marcha estradeira
Passarinho na mao, pedra de atiradeira


É uma ave no céu, é uma ave no chão
É um regato, é uma fonte, é um pedaço de pão
É o fundo do poço, é o fim do caminho
No rosto um desgosto, é um pouco sozinho


É um estepe, é um prego, é uma conta, é um conto
É um pingo pingando, é uma conta, é um ponto
É um peixe, é um gesto, é uma prata brilhando
É a luz da manha, é o tijolo chegando
É a lenha, é o dia, é o fim da picada
É a garrafa de cana, o estilhaço na estrada
É o projeto da casa, é o corpo na cama
É o carro enguiçado, é a lama, é a lama


É um passo, é uma ponte, é um sapo, é uma rã
É um resto de mato na luz da manhã
São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração


É uma cobra, é um pau, é João, é José
É um espinho na mão, é um corte no pé
São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração

É pau, é pedra, é o fim do caminho
É um resto de toco, é um pouco sozinho
É um passo, é uma ponte, é um sapo, é uma rã
É um belo horizonte, é uma febre terçã
São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração

miércoles, 13 de junio de 2012

Ssssssshhh

Wittgenstein cree ardientemente que todo aquello que realmente importa en la vida humana es precisamente aquello sobre lo que, desde su punto de vista, debemos guardar silencio.

(Paul Engelmann)

----------
Enviado vía Nokia Email

Sin valor

Aun cuando un libro esté escrito de una manera plenamente respetable siempre, desde un punto de vista, carece de valor. Pues en realidad nadie tiene por qué escribir un libro, ya que hay muchas cosas completamente diferentes que se pueden hacer sobre la faz de la tierra


(Ludwig Wittgenstein)

----------
Enviado vía Nokia Email