lunes, 18 de junio de 2012

Intención y copia




La palabra, que debe meterle al oyente en la cabeza el carácter del que la pronuncia e incluso el significado del todo, comparada con la literal fidelidad de la imagen, suena “innatural”. Justifica así el mundo como algo en igual medida dotado de sentido antes de decir el primer embuste planeado y exhibir la primera deformación. Ningún hombre habla así, ningún hombre se mueve así, pero el film, constantemente incita a que lo hagan todos se cae así en una trampa: el conformismo es a priori provocado por el acto de significar en sí, sin importar cuál pueda ser el significado concreto, mientras que sólo a través del significar podría quebrantarse ese conformismo, esa respetuosa repetición de lo fáctico... Todo trabajo artístico, que también es teórico, debe mostrarse superior a la necesidad de tal duplicidad. La forma clara, por esotérica que fuere, es una concesión al consumo; la poca clara es, en sus criterios inmanentes, diletantismo. La calidad la decide la profundidad, donde la creación asume la alternativa y de ese modo la domina.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

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