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jueves, 24 de octubre de 2013

Al romper el alba

            –Lawrence trató de contarlo todo –dije–. Pero yo no podía seguirle porque había excesivo misticismo cerebral. Nunca me creí que se hubiera acostado con una chica india. Ni siquiera que hubiera acariciado a una. Era un periodista sensible que contemplaba el paisaje de la tierra india y tenía odios y teorías y prejuicios. También escribía maravillosamente. Pero al cabo de un tiempo necesitaba enfadarse para escribir. Había hecho algunas cosas perfectamente y estaba a punto de descubrir algo que la mayor parte de la gente no sabe y empezó a formular demasiadas teorías.


            –Así es. Pero es difícil hasta para los italianos. Más difícil para ellos que para cualquier otro. Si un italiano consigue escribir algo bueno sobre Italia es un fenómeno. Lo mejor sobre Milán lo escribió Stendhal.


... Si vas a hacer de profeta es mejor profetizar con las probabilidades a tu favor.


            –“Al igual que con el cese del agua celestial el agua terrenal comienza a secarse gradualmente; así también es el caso de la razón humana, la cual sin la revelación celestial pierde su pureza y su fuerza.”


... pero cualquiera que haya comido carne alguna vez tiene que saber que alguien la ha matado y, puesto que Mary se había implicado en lo de matar y quería matar sin infligir sufrimiento, era preciso que aprendiese y practicase. Quienes nunca han cogido peces, ni siquiera una lata de sardinas, y que pararían al coche si hubiera langostas en la carretera, y nunca han comido ni siquiera caldo de carne, no deben condenar a quienes matas para comer y a quienes la carne les pertenecía antes de que le hombre blanco les robara su tierra. ¿Quién sabe lo que siente una zanahoria, o un rabanito, o la bombilla eléctrica usada, o un disco de fonógrafo gastado, o el manzano en invierno? ¿Quién conoce los sentimientos del aeroplano demasiado viejo, del chicle, de la colilla o del libro desechado comido por la carcoma?


(Al romper el alba, Ernest Hemingway)

jueves, 19 de septiembre de 2013

Por quién doblan las campanas

            La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre. Era mejor mostrarse alegre, y ello era una buena señal. Algo así como hacerse inmortal mientras uno está vivo todavía. Era una idea un poco complicado. Lo malo era que ya no quedaban con vida muchos de buen humor. Quedaban condenadamente pocos. “Y si sigues pensando así, muchacho, acabarías por largarte tú también. Cambia de disco, muchacho; cambia de disco, camarada. Ahora eres tú el que va a volar el puente. Un dinamitero, no un pensador.


            –Oiga –dijo Robert Jordan, inclinándose hacia él, mientras metía la taza en el recipiente para servirse otra vez vino–. Oiga, si tengo que pedir alguna vez un favor a alguien, se lo pediré cuando llegue el momento.


... Estaba violando el segundo mandamiento de los dos que rigen cuando se trata con españoles: hay que dar tabaco a los hombres y dejar tranquilas a las mujeres. Pero vio también que no le importaba nada. Había muchas cosas que le tenían sin cuidado;


... Pero cuando se mata a un hombre, a un hombre que es como nosotros, no queda nada bueno.
            –No puedes clavar su pata en la puerta de la iglesia –dijo Jordan.
            –No, sería una barbaridad. Y sin embargo, la mano de un hombre es muy parecida a la pata de un oso.
            –Y el tórax de un hombre se parece mucho al tórax de un oso –comentó Jordan–. Debajo de la piel, el oso se parece mucho al hombre.
            –Sí –agregó Anselmo–. Los gitanos creen que el oso es hermano del hombre.
            –Los indios de América también lo creen. Y cuando matan a un oso le explican por qué lo han hecho y le piden perdón. Luego ponen su cabeza en un árbol y le ruegan que los perdone antes de marcharse.

            –Los gitanos piensan que el oso es hermano del hombre porque le gusta beber cerveza, porque le gusta la música y porque le gusta el baile.

(Por quién doblan las campanas. Ernest Hemingway)

martes, 10 de septiembre de 2013

Al romper el alba

... Deba no dijo nada. Había perdido su delicioso impudor kamba y le acaricié la cabeza agachada, que tenía un tacto delicioso, y le toqué los sitios secretos detrás de sus orejas y ella levantó la mano, furtivamente, y tocó mis peores cicatrices.


            Sentado allí tomando mi té pensaba que la escisión, en el campamento, una escisión amistosa pero una escisión en espíritu y en apariencia, no era entre los creyentes y los no creyentes, ni entre lo bueno y lo malo, ni entre lo antiguo y lo nuevo, sino fundamentalmente entre cazadores y guerreros activos y los demás. Keiti había sido un hombre de guerra, un soldado, un gran cazador y rastreador y era él quien lo mantenía a todo cohesionado con su gran experiencia, conocimiento y autoridad. Pero Keiti era un hombre conservador de considerable riqueza y propiedades y en el tiempo de cambios que vivíamos ahora los conservadores tenían un papel difícil. Los jóvenes que habían sido demasiado jóvenes para la guerra y que nunca habían aprendido a caza, porque en su país ya no había caza, y eran chicos demasiado buenos e inexpertos...


... Todos nosotros considerábamos que cualquier clase de herida o desastre que nos pasase y que no produjese lesión grave ni fuera fatal era algo extraordinariamente cómico y eso era difícil para aquel chico que era delicado y amable y cariñoso. Quería ser guerrero y cazador, pero en cambio era aprendiz de cocinero y mozo de comedor.


            –Ya lo sé. Pero, por favor, no hagas daño a otras personas.
            –Todo el mundo hace daño a otras personas.


            –Entonces de repente la tontería se hace tan real como si alguien te cortase un brazo. Cortado de verdad. No como en un sueño. Quiero decir cortarlo de verdad de un tajo como Ngui con el panga.


            –Ya lo sé –dije–. Todo forma parte de lo mismo, gatita. Nada es tan simple como parece. Yo no soy bruto con esa chica. Sólo es una manera de ser correcto.


            –Pero ahí está esa extraña brusquedad y la inhumanidad y las bromas crueles. En todos vuestros chistes está la muerte. ¿Cuándo empezará otra vez a ser todo agradable y encantador?


            –Nos enseñan tan pocas cosas en la escuela –comentó Willie–. ¿Puedes darme alguna idea general sobre los Ríos del Viento, Papá?


            –Espero que esta vez esté buena. Debe de tener una mujer encantadora porque es tan feliz y amable. Cuando la gente tiene una mujer mala se les nota lo primero de todo.
            –¿Y qué me dices de un mal marido?
            –También se nota. Pero algunas veces se tarda más porque las mujeres son más valientes y leales.


            Había problemas de diversa índole. Pero el fuego y la noche y las estrellas los hacían parecer pequeños.



... Estaba claro que los mau–maus tenían misioneros entre los masais y estaban organizando a los kikuyu que trabajaban en las talas madereras del Kilimanjaro.

(Al romper el alba, Ernest Hemingway)

jueves, 22 de agosto de 2013

Al romper el alba


            –Yo no quiero eso –repuso ella–. Me parece maravilloso que tengas una chica que no sabe leer ni escribir y así no tienes que recibir cartas suyas. Me parece maravilloso que no sepa que eres escritor y ni siquiera que existen esas cosas, los escritores.


            –¿Qué es lo que tenéis en común, en realidad?
            –África, supongo, y una especie de confianza no demasiado simple y algo más. Es difícil de decir.


... Había llegado a esa edad en que el principal atractivo de las mujeres es contemplarlas y me contó muchas veces que la señora Singh era probablemente la mujer más hermosa del mundo después de miss Mary.


            –Odio la palabra pronto. Tú y pronto sois unos hermanos mentirosos.
            –Entonces no vendremos ninguno de los dos.
            –Tú ven y trae a pronto contigo.
            –Lo haré.


            –Por eso es que ella lava tanto su vestido. Ella quiere ser como la máquina de lavar para agradarte. Tiene miedo de que tú te sientes lejos de la máquina de lavar y te marches. Hermano, señor, esto es una tragedia. ¿Tú no puedes hacer algo positivo por ella?


            –Dile que no existe la palabra amor. Igual que no existe la palabra perdón.
            –Eso es verdad. Pero existe la cosa, aunque no exista la palabra para decirla.


            Yo sabía que lo sabía. Pero era un informador y había sido derrotado por la vida hacía mucho tiempo y eran los bwanas quienes lo habían arruinado aunque él echaba toda la culpa del negativo trance a una esposa somalí... Nadie sabe cuánto hay de verdad en lo que dice un informador.


... Y aquí estaba yo con una mujer a la que quería y que me quería y toleraba mis errores y se refería a esa chica como mi novia, tolerante porque en cierta forma era un buen marido y por otras razones de generosidades y bondad y desprendimiento y queriendo que supiera más cosas de aquel país de las que tenía derecho a saber.


... Decir eso y hacer el chiste de kamba era una señal de amistad, hecha al amanecer cuando el punto de ebullición de la amistad es bajo, para mostrar, amablemente, que sabía que yo intentaba aprender kamba con los no musulmanes y otras gentes de mal vivir y que él lo aprobaba o toleraba.



            Hay mucha diferencia entre un león salvaje y un león merodeador y el tipo de león que los turistas fotografían en el parque nacional, lo mismo que la hay entre el viejo oso pardo que sigue la cuerda de la trampa y la destroza y te arranca el techo de la cabaña y se come las provisiones y nunca consigues llegar a verlo y los osos del parque de Yellowstone que se acercan a la carretera para que los fotografíen. Es verdad que los osos del parque hieren a gente todos los años y, si los turistas no se quedan dentro del coche, pueden tener problemas. Incluso dentro de sus coches tienen problemas alguna vez y algunos osos se vuelven malos y hay que sacrificarlos.


(Al romper el alba, Ernest Hemingway) 

lunes, 19 de agosto de 2013

Al romper el alba

... Leerlos era como leer la crónica de una batalla en la que tú habías luchado escrita por alguien que no sólo no había estado presente sino que, en algunos casos, ni siquiera había nacido cuando tuvo lugar la batalla. Toda esa gente que escribía acerca de mi vida tanto interior como exterior lo hacia con una seguridad absoluta que yo nunca había experimentado.


... Hacía mucho tiempo se había decidido que yo sólo podría superar mi ignorancia aprendiendo por mi cuenta. Pero sabía que de ahora en adelante no tendría a nadie que corrigiera mis errores y por eso, con toda la felicidad que uno encuentra al ser dueño de sus actos, hice de la mañana una mañana solitaria.


            –Si no tuvieras problemas no sería divertido –dijo Pop–. Tú no eres un tipo corriente, y la mayoría de los que ahora llaman cazadores blancos son tipos corrientes que hablan el idioma y siguen las rodadas de otra gente. Tu dominio del idioma es limitado. Pero tú y tus desacreditados compañeros seguid las huellas que hay y podréis hacer alguna nueva.


            Siempre hay tierras míticas que pertenecen a nuestra infancia. Las solemos recordar y visitar algunas veces cuando estamos dormidos y soñamos. De noche son tan fascinantes como cuando éramos niños. Pero si alguna vez regresas para verlas, ya no están allí. Pero por la noche, si tienes la suerte de soñar con ellas, son tan maravillosas como lo fueron siempre.


... Ya no éramos niños, en sentido estricto, pero estoy completamente seguro de que en muchos sentidos lo éramos. Infantil se ha convertido en un término despectivo.


            Es posible sentirse agradecido de que nadie con quien te relaciones voluntariamente diga: “Sé maduro. Sé equilibrado. Sé ponderado.”



... Nadie le dice a nadie en África: “¿Por qué no creces?” Todos los hombres y animales suman un año más de edad cada año y algunos adquieren un año más de conocimiento. Los animales que mueren más pronto aprenden más de prisa. Una gacela joven es madura, equilibrada e integrada a la edad de cuatro semanas. Los hombres saben que en relación con la tierra son niños y que, como en los ejércitos, madurez y senilidad cabalgan muy juntas. Pero tener corazón de niño no es una desgracia. Es un honor. Un hombre debe comportarse como un hombre. Debe luchar siempre preferiblemente y sensatamente con la ventaja a su favor, pero si es necesario también en inferioridad de condiciones y sin pensar en el resultado. Ha de respetar las leyes y costumbres de su tribu tanto como le sea posible y aceptar la disciplina tribal cuando no lo haga. Pero nunca será un reproche decir que ha conservado un corazón de niño, la sinceridad de un niño, la frescura y la nobleza de un niño. 

(Al romper el alba, Ernest Hemingway) 

martes, 14 de mayo de 2013

Las verdes colinas de África (1935)




... Pero no es agradable disponer de un tiempo limitado en el que hay que cazar el kudú que se desea o quizá no conseguirlo jamás, ni siquiera ver uno. No es ésta la forma en que se debe cazar. Hacerlo así es parecido a la experiencia que hacen esos muchachos que son enviados a París con dos años para trasformarse en buenos pintores o escritores tras los cuales, si no lo han conseguido, deben volver a casa y dedicarse al negocio de la familia. La forma de cazar es hacerlo por tanto tiempo como se vive y mientras se sepa que existe tal o cual animal; de la misma forma que el pintar debe hacerse en tanto exista uno y colores y lienzos, y escribir en tanto que uno exista y disponga de papel y lápiz, o tinta, o una máquina para hacerlo y cualquier cosa sobre lo que a uno le apetezca escribir; uno se siente imbécil si lo hace de otra forma.


... Mi esposa sabe ahora todo lo que yo pienso, lo que digo, lo que creo, todo lo que puedo hacer, lo que no puedo hacer y lo que no puedo ser. Yo también sé todo sobre mi esposa... todo en absoluto. Pero ahora tenemos alguien a quien no conocemos, que no nos conoce, que nos ama en su ignorancia y es extraña para los dos. Alguien muy atractiva que es nuestra y no es nuestra y que hace nuestras conversaciones.


            –No tenemos grandes escritores –respondí yo–. Algo les pasa a nuestros buenos escritores cuando llegan a cierta edad. Puedo explicarlo, pero es muy largo y le podría aburrir.
            –Por favor, explíquelo –respondió–. Eso es lo que a mí me gusta. Eso es lo mejor que tiene la vida. La vida de la mente. Eso no es como cazar kudús.


... Este es el caso de Melville. Pero la gente que le ensalza, lo hace por la retórica, que es lo que menos importa. Ven un misterio donde no existe.
            –Sí –me respondió–, comprendo. Pero es el trabajo de la mente, la habilidad de hacerla trabajar, lo que hace la retórica son las chispas azules de la dínamo.


... Algunos escritores nacen para ayudar a que otro escritor escriba una sola frase. Pero no puede sacarla de un clásico anterior.


... De otro modo les ocurre lo que a los escritores de Nueva York. Son como gusanos encerrados en una botella, que intentan extraer conocimiento y nutrición de su mutuo contacto y de la botella. Algunas veces la botella es arte formativo, otras economía, otras economía y religión. Pero están en la botella y en ella permanecerán. Se sienten solitarios fuera de ella. No quieren sentirse solitarios. Tienen miedo de estar solos con sus creencias y ninguna mujer amaría a ninguno de ellos bastante para permitirles matar su soledad en esa mujer o unir la suya a la de ella, o hacer con ella algo que hiciera de todo lo demás una cosa secundaria.


            –Los buenos escritores son Henry James, Stephen Crane y Mark Twain. No es que éste sea el orden jerárquico de su bondad. No hay jerarquías entre los buenos escritores.


            –Toda la literatura moderna americana procede de un libro de Mark Twain llamado Huckleberry Finn. Si usted lo lee debe detenerse donde el negro Jim es robado a los muchachos. Este es el verdadero final. El resto es pura paja. Pero es el mejor libro que tenemos. Todo lo que se ha escrito en América procede de él. Nada existía antes. Nada tan bueno ha existido desde entonces.


            –Les destruimos de muchas maneras. En primer lugar económicamente. Ganan dinero. Sólo por casualidad gana dinero un escritor, aunque los buenos libros terminan siempre por dar dinero. Nuestros escritores, en cuanto han ganado algún dinero aumentan su nivel de vida y quedan apresados. Tienen que escribir para mantener su situación, sus esposas y demás, y escriben vulgaridades. No son vulgaridades hechas a propósito, sino porque están hechas apresuradamente. Porque escriben cuando no tienen nada que decir, cuando se les ha secado la fuente. Porque son ambiciosos. Luego, una vez se han traicionado a sí mismos, lo justifican y escriben más vulgaridades. Eso o leen a los críticos. Si creen a los críticos cuando éstos dicen que son grandes han de creerles también cuando afirman que son unos podridos, y entonces pierden confianza por medio de la lectura de los críticos. Si escribieran, algunas veces sería bueno, otras malo y otras peor, pero lo bueno saldría. Pero como han leído a los críticos han de escribir obras maestras. Las obras maestras que los críticos afirman que escribieron. Por supuesto que no eran obras maestras. Eran, sencillamente, buenos libros. En consecuencia, no pueden escribir nada. Los críticos les han hecho impotentes.


... A cierta edad los escritores masculinos adoptan un aire protector, y sapiente. Las escritoras se trasforman en Juanas de Arco sin causa. Se trasforman en conductores de hombres. No importa a quién conduzcan. Si no tienen seguidores se los inventan. Es inútil que los elegidos como seguidores protestes. Les acusan de deslealtad. Pero, demonio, son muchas las cosas que les ocurren. Lo que le digo es otra tratan de salvar sus almas con lo que escriben. Este es el camino más fácil. Otros quedan destrozados por el primer dinero que ganan, la primera alabanza, el primer ataque, la primera vez que descubres que no son capaces de escribir, la primera vez que comprueban que son incapaces de hacer otra cosa, o cobran miedo y se unen a organizaciones para pensar por cuenta de ellas. O no saben lo que quieren. Henry James quería hacer dinero. Naturalmente no lo consiguió.


            –Escribir lo mejor que pueda y aprender en el proceso. Al mismo tiempo tengo a mi mujer, con la que lo paso muy bien y me doy una buena vida.



            –¿De qué se trata ahora?
            –De la clase de obras que pueden ser escritas. De hasta dónde puede llevarse la prosa si uno es lo bastante serio y tiene suerte. Existe una cuarta y quinta dimensión que pueden ser alcanzadas.


            –No. Es algo más difícil que la poesía. Es una prosa que no ha sido escrita nunca. Pero puede ser escrita, sin trucos ni engaños. Sin nada malo que siga después.
            –¿Y por qué no ha sido escrita?
            –Porque intervienen muchos factores. Primero, hay que tener talento, mucho talento. Tanto talento como tuvo Kipling. Luego hay que tener disciplina. La disciplina de Flaubert. Luego hay que tener un concepto claro de lo que puede ser y una conciencia tan absoluta e invariable como el metro patrón de París, para evitar las debilidades. Luego el escritor debe ser inteligente y desinteresado y sobre todo debe sobrevivir. Intente unir todas estas cosas en una persona y permítale atravesar todas las influiencias que presionan a un escritor. Lo más difícil, porque el tiempo es tan corto, es que pueda sobrevivir y ver su obra acabada. Pero a mí me gustaría tener entre nosotros un escritor así y leer lo que él pudiera escribir.


... Aquello, desde luego, era sólo temporal. Yo era el hombre de Pop y creo que las estimaciones profesionales se hacen día a día y requieren una serie ininterrumpida de acontecimientos para tener algún significado. Pero algo había sucedido entre nosotros dos.


... Sabía que estaba cazando bien y tenía esa sensación de bienestar y de confianza en mí mismo que siempre es mucho más agradable tener que oír hablar de ella.


... acompañado de rastreadores en quienes no confiaba, comiendo solo, sin nadie con quien hablar, su esposa a nueve mil millas y tres meses de distancia.


... Su audacia y valor eran tan automáticos y hasta tal punto un simple estado de ánimo natural que nunca pensaba en el peligro. Pero el peligro estaba en las manos de Pop y por él sentía una completa, clara y absoluta adoración. Pop era el ideal de lo que un hombre debía ser para ella: valiente, apacible, cómico, sin perder nunca el dominio de sí mismo, no haciéndose nunca el fanfarrón, nunca quejándose excepto mediante algún chiste, tolerante, comprensivo, inteligente, bebiendo un poco más de la cuenta, como debe hacer un buen hombre y, a sus ojos, muy guapo.


... leer Seastopol de Tolstoi. Era un libro que había escrito de joven y tenía una bonita descripción de una batalla, en la que los franceses tomaban el reducto, y pensé en Tolstoi y en la gran ventaja que proporciona la experiencia guerrera a un escritor. Aquél era uno de los temas más importantes, y seguramente de los más difíciles, sobre el que se podía escribir con sinceridad y los escritores que no habían vivido esa experiencia estaban siempre celosos y trataban de quitarle importancia, o calificarla de anormal, diciendo que era un mal tema, aunque realmente aquello era algo completamente irreemplazable, algo importante de la vida que se había perdido.


... una revolución es con mucho la mejor experiencia si uno no se convierte en fanático e intolerante, porque todos hablan en el mismo lenguaje. Lo mismo que una guerra civil es la mejor guerra para un escritor, la más completa. Stendhal había visto una guerra y Napoleón le había enseñado a escribir. Entonces, les estaba enseñando a todos; pero ningún otro aprendió. Dostoyevski se realizó gracias a que le enviaron a Siberia. Los escritores se forjan en la injusticia igual que se forja una espada.


            Lo que yo tenía que hacer era trabajar. No me preocupaba de manera particular cómo iba a manifestar mi obra. Ya no me tomaba mi propia vida seriamente, la vida de cualquier otra persona sí pero no la mía. Todos ellos querían algo que yo no deseaba y lo conseguiría fácilmente, si trabajaba. Trabajar era lo único importante, era lo único que siempre te hace sentirte bien y, entre tanto, se trataba de mi propia y condenada vida y la conduciría dónde y cómo me gustara. Y donde la había conducido ahora me agradaba mucho. Este era un cielo mejor que el de Italia. Era lo mejor de todo. El mejor cielo estaba en Italia y en España y en el norte de Michigan en el otoño y también en el otoño en el golfo de Cuba. Se podía vencer a este cielo; pero no al país.


... amaba al país de tal forma que era feliz como se es feliz después de haber estado con una mujer a la que verdaderamente se ama, cuando, vacío, se siente brotar de nuevo el amor y ahí está y nunca puede tenerse todo y sin embargo, lo que hay ahora se puede tener, y se quiere más y más, tener, y ser, y vivir en, poseer ahora de nuevo para siempre, para ese largo y súbitamente acabado siempre;...


... Hasta las botas sin los pesados calcetines, habían dejado de dolerle, pero yo odiaba más que nunca a los hijos de mala madre que se creen justos y que tienen siempre razón, especialmente un amigo americano ausente, y me retiré a mí mismo de aquella categoría de seres despreciables, dispuesto a no volver a querer tener razón jamás,...


... Un país finalmente, se desgasta y el polvo se lo lleva el viento, todas las personas mueren y ninguna de ellas tuvo ningún valor permanente, excepto los que practicaron las artes, y ahora éstos no quieren continuar en su empeño porque es un esfuerzo demasiado duro, y, además, no está de moda. Mil años convierten la economía en una cosa estúpida y una obra de arte resiste siempre, pero es muy difícil de crear y ahora no está de moda. Nadie desea ya comprometerse en esa hermosa tarea porque piensan que estarían pasados de moda y los piojosos que viven de la literatura no les elogiarían. Además, es algo muy difícil de conseguir.


... Ahora, avanzando, seguro de que estaba allí, sentía el júbilo, el mejor júbilo de todos, el que precede a cierta acción futura, acción de la cual uno forma parte cuando hay algo que hacer, acción en la cual uno puede matar y salir libre de ella, haciendo algo que uno ignora y a pesar de eso, no estar atemorizado, sin preocuparse por nadie y sin sentir ninguna responsabilidad, sólo pensando en realizar algo que uno se siente seguro de poder realizar,...


            Sabe que está demasiado enfurecido para disparar y siente que le han hecho trampa. Siempre hay algo que le está engañando, la necesidad de hacer las cosas de otra forma que no sea regular, o mediante una ordenanza inexacta en la que los detalles no están especificados, o el hecho de tener que hacerlo delante de la gente o tener prisas para hacerlo.


... De esa forma, después del cementerio militar, que era un lugar agradable, limpio, bien cuidado y tan bueno como cualquier otro para dormir el sueño de los justos. 


... Me habían disparado y me habían lisiado y había salido de aquella situación. Siempre esperé morir de una cosa o de otra y, sinceramente, eso no me preocupaba. Puesto que todavía me gustaba cazar, decidí que sólo dispararía mientras pudiera matar limpiamente y, tan pronto como perdiera esa habilidad, lo dejaría.
            Si uno se alista con los que luchan por la sociedad, por la democracia y todas esas cosas cuando es joven y se declina después cualquier otro alistamiento, y se hace responsable sólo de uno mismo, cambia el hedor agradable y reconfortante de los camaradas por algo que no puede sentirse nunca de ninguna otra forma más que consigo mismo. Este algo no puedo definirlo todavía totalmente, pero la sensación se produce cuando se escribe bien y con verdad sobre una cosa y se sabe de manera impersonal que se ha escrito de esa forma y aquellos que cobran para leerlo e informar a los lectores no les gusta el tema, de tal manera que dicen que todo es falso, pero tú sabes que su valor es absoluto; o cuando haces algo que la gente no considera una ocupación seria y sin embargo, sabes, de verdad, que es tan importante y ha sido siempre tan importante como todas las cosas que están de moda;...


... Todo esto bien pastoreado por los barcos recogedores de basura que cogen sus presas con largas pértigas, tan interesados, tan inteligentes, y tan exactos como historiadores. Ellos poseen el punto de vista; la corriente, sin que el fluir se haga visible, recoge cinco cargas de todo esto al día cuando las cosas marchan bien en La Habana y, un espacio que se extiende a lo largo de la costa, está claro y azul, sin que nada se modifique por ello, como lo estuvo siempre antes de que la corriente se llevara lo que depositan los lanchones de la basura. Y las hojas de palma de nuestras victorias, las lámparas de luz gastadas de nuestros descubrimientos y los preservativos vacíos de nuestros grandes amores flotan sin ningún significado contra una cosa única permanente: la corriente.


... Es lo que ocurre siempre con la caza, no se sabe nunca lo que pasar, y sucede lo mismo con cualquier tipo de caza, tanto aquí como en otras partes.


            –A eso se debe que la mujer sea una favorita universal.


            Y señalé a la lona donde la lluvia hacía el ruido más bonito que nosotros, que vivíamos una gran parte del tiempo fuera de las casas, habíamos oído nunca. Era un sonido encantador, aunque nos estuviera llamando toda clase de cosas.


            –El mundo está cada vez más complicado –aseguró Pop.


... Todo el mundo en nuestra ciudad abandona el trabajo para tomarse un descanso. Todos los pescadores se han metido a carpinteros. El reverso de la Biblia.


            –Sí, si se tiene bastante material. Se necesita recoger una enorme cantidad de hechos pasados. Es muy difícil conseguir algo verdadero sobre lo que no se ha visto, porque los que fracasan siempre tienen mala prensa y los vencedores siempre mienten mucho. Además, sólo pueden seguirse realmente en los países donde se habla el idioma. Lo que, naturalmente, limita mucho la experiencia. Esa es la razón por la cual nunca he ido a Rusia. Cuando no puede entenderse lo que se dice, no está bien. Todo lo que se consigue así es material de segunda mano o la posibilidad de visitar los lugares donde ocurrieron los acontecimientos, pero nada más. Cualquiera que sepa un idioma extranjero en cualquier país es alguien que puede fácilmente mentirle. Siempre se consigue lo bueno de la gente común y cuando no se puede hablar con ella y no puede entendérsela, no se obtiene nada que valga la pena, excepto si lo que se busca es algo que tenga algún valor periodístico.


... Cuando habla sobre algo, nunca vuelve a escribirlo. Ahora, por ejemplo, sé que está a punto de comenzar a escribir.


            –¡Señor! Les aseguro que la vida literaria es lo más importante de todo –dijo Pop–. Y les aconsejo que no apuesten en contra.


... miré, como hacía todas las mañanas, aquella borrosa mancha de estrellas que los románticos de los astrónomos llamaban la Cruz del Sur. Todas las mañanas a aquella hora, observaba, como una ceremonia solemne, la Cruz del Sur.


            –Es la obra de un solo actor –dijo Pop–. Es necesario que la acción comience lo antes posible, y es lo que hay que hacer, y cuanto antes se acabe mejor. No crea que estas cosas son muy fáciles.


            Tenía las orejas retorcidas lo mismo que los masai. Viéndoles correr, tan hermosos y contentos, hacían que nos sintiéramos felices. Nunca había visto una amistad tan rápida y desinteresada, ni gente que tuviera un aspecto tan estupendo.


... Tenían esta actitud que hace que las personas se sientan hermanas, la seguridad inexpresada, pero instantánea y completa, de que se puede ser masai se proceda de donde se proceda. Esa actitud sólo la tienen los mejores ingleses, los mejores húngaros, y los mejores españoles; era lo que significaba la distinción más clara de la nobleza cuando ésta existía. Es una actitud ignorante y las personas que la tienen no sobreviven, pero conozco pocas cosas más agradables en el mundo que el encuentro con gente así.


..., pensaba que todas las regiones del mundo son la misma región y que todos los cazadores del mundo son el mismo cazador.


... No me importaba nada matar cualquier animal, con tal de hacerlo limpiamente, todos tenían que morir y mi interferencia con la muerte ancestral, provocada por el ciclo de las estaciones, que no se interrumpía nunca, era muy minuciosa y no me causaba sensación alguna de culpabilidad.


... Me gustaban estas tierras y me sentía como en mi casa, y donde un hombre se siente como en su casa fuera del país donde ha nacido, es allí donde quiere ir.


            Un continente envejece rápidamente una vez que nosotros llegamos. Los nativos viven en armonía con él. Pero el extranjero destruye, corta los árboles, consume y seca el agua, de lar forma que se altera el suministro de agua y, en poco tiempo, el suelo, una vez que el césped se revuelve y se cultiva, se estropea, la tierra comienza a desaparecer llevada por el viento como sucede en todo viejo país y como yo había visto que comenzaba a ocurrir en el Canadá. La tierra se cansa de ser explotada. La tierra se gasta rápidamente a menos que el hombre le devuelva sus propios residuos y los de sus bestias. Cuando deja de utilizar bestias y utiliza máquinas, la tierra le derrota rápidamente. La máquina no puede reproducir, no fertiliza el suelo, y se come lo que no puede cultivar. Un país está hecho para dejarlo como lo hemos encontrado. Nosotros somos los intrusos y después de muertos podemos haberlo arruinado, pero todavía está allí y no sabemos cuáles serán los cambios que vendrán después. Supongo que todos terminan lo mismo que Mongolia. 


... y ahora yo debía buscar cualquier otro lugar, como siempre había hecho el hombre, y éste era uno de los derechos fundamentales del ser humano. Siempre se puede volver.


(Las verdes colinas de África, Ernest Hemingway) 

martes, 27 de noviembre de 2012

gusanos caníbales

Ent.: Usted parece rehuir la sociedad literaria. ¿Por qué?

J. U.: Yo no, ¿o sí? Aquí estoy, hablando con usted. Al dejar Nueva York, en 1957, dejé atrás in lamentarlo el mundillo literario de agentes, de futuras promesas y de gente curiosa. Este mundillo me parecía poco sustancioso e interferente. Hemingway describió el Nueva York literario como una botella llena de gusanos que intentan devorarse unos a otros. Cuando escribo, apunto mi mente no hacia Nueva York, sino hacia un punto vago, ligeramente al este de Kansas. Pienso en libros dentro de bibliotecas, sin sus cubiertas, viejos, y en un adolescente rural que los encuentra y hace que estos libros le hablen. Las revistas, las pilas de revistas de Brentano, son sólo vallas que hay que saltar para colocar los libros en ese estante. De cualquier manera, en 1957 estaba lleno de algo de Pennsylvania que quería expresar, e Ipswich me proporcionó el lugar donde decirlo y en el cual vivir modestamente, educar a mis hijos y establecer amistades en bae a lo que hago como persona, en vez de lo que hago como escritor.

(John Updike. Conversaciones con los escritores, The Paris Review)

lunes, 8 de octubre de 2012

Sobre Hemingway

La primera cosa que oímos acercas de la muerte de Ernest Hemingway fue una llamada telefónica del Daily Mail de Londres, que me pedía que hiciera un comentario acerca de ella. Y en privado, aunque ya era de esperar algo así, la encontre bastante impresionante. Hemingway sólo tuvo un tema, uno sólo. El hombre se enfrenta con las fuerzas del mundo, llamadas destino, y lo hace con valentía. Es seguro que todo hombre tiene derecho a terminar con su vida, pero no se encuentra tal posibilidad en ninguno de los héroes de Hemingway. Lo triste resutla que él habría odiado mucho más un accidente que un suicidio. Era un hombre increíblemente vanidoso. Un accidente mientras limpiaba su arma habría significado una violación de todo lo que le enorgullecía. Suicidarse de un tiro en la cabeza resulta casi imposible a menos que sea premeditado. La mayoríade esas muertes suceden cuando el arma cae, y entonces la herida es por lo general en el abdomen. Lógicamente, un cazador experimentado no guarda un arma cargada en casa. Hay algunas armas sobre mi repisa, pero las balas se encuentran en el estante inferior. Las armas se limpian de regreso de la cacería y hay que descargarlas para poder limpiarlas. Hemingway sentía un gran desprecio por los torpes; pero solamente un torpe podía tener un accidente semejante. Por otra parte, según lo que he leído, parece que sufrió un cambio de personalidad en sus últimos años. Ciertamente, su último verano en España y el resultado de sus reportajes para Life no correspondían a su estilo anterior. Quizá, como me dijo Paul de Kruif, Hemingway sufrió una serie de ataques, lo que explicaría el cambio.

Pero aparte de todo esto, Hemingway ha tenido el efecto más profundo sobre la escritura que yo haya nunca visto. No tiene el menor vestigio de humor; la suya es una vida extraña. Siempre intentó probar algo, y uno sólo trata de demostrar lo que no tiene por seguro. Fue el niño mimado de los críticos porque jamás cambió de estilo, tema o historia. No hizo experimentos con su pensamiento o con las emociones. Un poco como Capa [Robert Capa, famoso fotógrafo de Life], se creó una autoimagen ideal y después trató de vivir de acuerdo con ella. Nunca le conocí bien, lo encontré muy pocas veces y siempre fue muy amable y ameno conmigo, aunque me han dicho que hablaba bastante descortésmente de mis esfuerzos en privado. Además, consideraba a los demás escritores vivos no como contemporáneos, sino como antagonistas. Se preocupaba de su inmortalidad como si no estuviese seguro de ella. Y no cabe duda de que la tiene.

Hay algo que me interesa mucho; durante muchos años estuvo hablando de un gran libro que estaba escribiendo y, después de varios libros que ya había escrito y que guardaba para una futura publicación. Nunca he creído en la existencia de tales libros y me sorprendería mucho que existiesen. El primer impulso que siente un escritor es dárselo a leer a alguien. Claro que puedo equivocarme y ser él una excepción. Para el Daily Express de Londres, tengo dos líneas de un escritor superior a nosotros dos. Son así:

"Fue un hombre, tómalo en su totalidad;
jamás veré otro similar".

Y apuesto que al autor le llamaban Papa, las líneas tienen doble aplicación [De una carta a Pascal Covici, 1 de julio de 1961]


(John Steinbeck. Conversaciones con los escritores, The Paris Review )

martes, 8 de febrero de 2011

una historia para comenzar: el pozo

Entrevistador: En su opinión, ¿cuál sería la mejor educación intelectual que puede recibir un futuro escritor?

Ernest Hemingway: Digamos que debería salir y colgarse porque se dio cuenta que escribir bien es tremendamente difícil. Luego debería ser descolgado con misericordia y él mismo debería obligarse a escribir lo mejor posible para el resto de su vida. Al menos así tendría la historia del ahorcamiento para comenzar.

Entrevistador: ¿Qué piensa usted de las personas que han seguido una carrera académica? ¿Cree usted que el gran número de escritores dedicados a la enseñanza han comprometido su carrera literaria?

Ernest Hemingway: Depende de qué quiere decir usted por compromiso. ¿Se refiere a la costumbre de comprometerse con una mujer? ¿O se trata del compromiso de un estadista? ¿O el compromiso hecho con el tendero o el sastre de que se le pagará un poco más, pero que se le pagará más tarde? Un escritor que puede escribir y enseñar tiene que ser capaz de hacer ambas cosas. Muchos buenos escritores han demostrado que puede hacerse. Yo no podría, lo sé, y admiro a aquellos que han sido capaces de hacerlo. Sin embargo, diría que la vida académica puede poner un punto final a la experiencia exterior, que a su vez podría limitar el crecimiento de conocimiento sobre el mundo. El conocimiento, no obstante, requiere una mayor responsabilidad por parte del escritor y dificulta la escritura. Tratar de escribir algo de valor permanente es un trabajo de dedicación exclusiva, incluso si solamente se pasan una cuantas horas escribiendo. Podemos comparar al escritor con un pozo. Lo importante es tener agua buena en el pozo y resulta mejor sacar una cantidad uniforme cada día, que sacar todo el agua y esperar a que se vuelva a llenar. Veo que me estoy apartando de la pregunta, pero de todos modos la pregunta no era muy interesante.

(Hablan los Escritores)