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viernes, 23 de agosto de 2013

Sexo y Carácter

            A la inmensidad del universo corresponde en el genio la inmensidad de su pecho, que encierra en su interior el caos y el cosmos, todas las particularidades y la totalidad, toda la multiplicidad y toda la unidad.


            Un hombre se puede denominar genial cuando vive en relación consciente con el universo. Tan sólo lo genial es lo verdaderamente divino que hay en el hombre.


... Goethe lo repite en los célebres versos:

Quien no levante su mirada hacia el Sol
No llegará a descubrirlo.
Si no existe en nosotros la fuerza propia de los dioses,
¿Cómo podremos embelesarnos ante la divinidad?


            El hombre es el todo, y por ello no depende, como si fuera sólo una parte, de las restantes partes; no está acantonado en un determinado lugar entre las leyes de la naturaleza, sino que es el compendio de todas las leyes, y, por lo tanto, libre, de igual modo que es libre y no condicionado el universo.


... Se coloca en la relación más apasionada con los símbolos y los valores, y sabe valora e interpretar no sólo lo que hay en él, sino también todo lo que le rodea. En este sentido este hombre es al mismo tiempo el más libre y el más sabio, el más moral, y precisamente por esto sufre más que nadie por lo que todavía hay en él de inconsciente: el caos, el destino.


            De ningún modo. Como la verdad sólo es una, existe tan sólo una única necesidad de verdad –la “sinceridad” de Carlyle-, que se siente tanto frente a sí mismo como frente al mundo, sin que pueda escindirse jamás, y así no hay observación del mundo sin autoobservación, y no hay autoobservación sin observación del mundo. Sólo hay un deber, sólo existe una moralidad. Se podrá ser moral o inmoral, y quien sea moral para sí mismo lo será también para los demás.



... El lema de la obra de Schopenhauer, Ensayos sobre el fundamento de la moral: “La moral es fácil de predicar pero difícil de fundar”

(Sexo y Carácter, Otto Weininger) 

viernes, 28 de septiembre de 2012

sobre el feminismo


... Esta objeción olvida que la emancipación de la mujer, el problema de la mujer, los movimientos feministas, han tenido lugar en todos los tiempos, aunque con diversa intensidad. Se exageran demasiado los obstáculos que ha puesto el hombre a los esfuerzos realizados para lograr el perfeccionamiento espiritual de la mujer, y no se tiene suficientemente en cuenta que hasta hoy no es la mujer genuina la que aspira a la emancipación, sino que este movimiento se debe a la mujer masculina que interpretan mal su propia naturaleza, y no reconocen los motivos de su acción cuando creen hablar en hombre de la mujer.

            Como cualquier otro movimiento de la historia, el feminista estaba también convencido de que era la primera vez que se planteaba, que era nuevo, que jamás había existido; y sus defensoras mantenían que la mujer había languidecido hasta entonces en las tinieblas, sujetas por cadenas, mientras que ahora comenzaba a comprender y a exigir sus derechos naturales. Pero, como para todos los movimientos de la historia, también es posible descubrir para éste amplios antecedentes.


            Si es cierto que en una época nacen más y en otras menos individuos hermafroditas comprenderíase fácilmente que los movimientos feministas vayan apagándose espontáneamente, y que luego vuelvan a reaparecer en un ritmo sin fin. En efecto, las mujeres que aspiran a emanciparse nacen unas veces en mayor y otras en menos numero.
  
... Pero mientras esta suposición anuncia una época en la que al menos desaparecerá para siempre la necesidad de la emancipación, y tan sólo existirán seres masculinos y femeninos completos, la idea de un retorno periódico del movimiento feminista condena todas las tentativas a una impotencias dolorosa, comparable al trabajo de las Danaides, del cual, a medida que pasa el tiempo, nada queda.


... En Francia, por ejemplo, jamás ha podido echar raíces un movimiento feminista, aunque haya sido predicado por tres de las mujeres más célebres, y, sin embargo, en ningún país de Europa es tan elevado el número de miembros del sexo femenino que han podido procurase una independencia en sus asuntos. La lucha para cubrir las necesidades materiales nada tiene que ver con el esfuerzo para lograr un desarrollo espiritual, y debe separarse resueltamente de él.

... El movimiento feminista en el Renacimiento y su desaparición sin dejar huellas es un ejemplo muy instructivo para la defensoras de los derechos de la mujer. La verdadera liberación del espíritu no puede procurarla un ejército por muy grande y aguerrido que sea; cada individuo debe luchas si quiere conseguirla para sí. ¿Contra quién? Contra todo lo que en la propia alma sirve de rémora. El mayor, el único enemigo de la emancipación de la mujer es la mujer


... En efecto, las mujeres que  piden la emancipación por ciertas necesidad interna, inducen en las restante la tendencia a adquirir una cultura; así surge la moda del estudio entre las mujeres y se fomenta una agitación risible que las lleva a creer en una aptitud que de ordinario no es otra cosa que un medio de defensa de la mujer contra el marido o de las hijas contra el poder materno... Es decir, de las mujeres con rasgos masculinos. Pero nada de formación de partidos, nada de falsas revoluciones, nada de movimientos feministas integrales, que dan lugar a ensayos antinaturales, artificiosos, en el fondo mendaces.
(Mendacidad: Habito o costumbre de mentir)


            Nuestro tiempo no es tan sólo el más judaico, sin también el más feminista; el tiempo para el cual el arte es únicamente una careta y que encuentra su inspiraciones artísticas en el juego de los animales; el tiempo del anarquismo más crédulo, sin comprensión para el Estado y para el derecho; el tiempo de la ética de la especie y de las concepciones históricas más superficiales (el materialismo histórico); el tiempo del capitalismo y del marxismo, para el que la historia, la vida y la ciencia no significan otra cosa que economía y técnica; el tiempo en que el genio es considerado como una forma de locura y que, sin embargo, no posee ni un gran artista ni un gran filósofo; el tiempo de la originalidad más escasa y que más busca la originalidad; el tiempo que ha sustituido el ideal de la virginidad por el culto a la semivírgenes; ese tiempo ha tenido también la gloria de ser el primero en que los individuos no contentos con haber afirmado y adorado al coito, lo han elevado a la categoría de deber, no para olvidar, como los romanos y los griegos en la bacanal, sino para encontrarse a sí mismo, y para dar un contenido a su propia esterilidad. 


(Sexo y Carácter, Otto Weininger)

jueves, 7 de junio de 2012

notas sobre "Sexo y Carácter"





            Ninguna amistad entre los hombres está totalmente desprovista de un elemento de sexualidad por muy penoso que esto resulte al pensamiento y aunque parezca contrario a la idea de amistad. Nuestro aserto se confirma al observar que jamás se produce una amistad entre dos hombres cuando su aspecto exterior no ha hecho nacer alguna simpatía, indispensable para que se produzca un acercamiento entre ellos. La “popularidad”, la protección, el nepotismo, dependen en buena medida de tales tendencias sexuales, muchas veces inconscientes.


... Todavía en el año 1900, un profesor de psiquiatría de una universidad alemana propuso seriamente castrar a los homosexuales.


... A pesar del clamor hoy tan en boga de la existencia de derechos diferentes según las distintas individualidades, sólo rige una ética para todos los humanos, de igual modo que sólo hay una lógica y no varias lógicas.


... Mientras la exposición hecha puede ser suficiente para todas las mujeres invertidas, hay que reconocer que se encuentran muchos hombres con debilísimas características femeninas que, sin embargo, quedan impresionados por sujetos del mismo sexo mucho más fuertemente que otros mucho más afeminados que ellos, impresión que puede ser producida por hombres muy varoniles y ser más marcada que la ejercida por una mujer. Albert Moll afirma con razón: “Existen hermafroditas psicosexuales que se sienten atraídos por ambos sexos, pero en cada sexo sólo aman las propiedades típicas de él, y , por otra parte, se encuentran hermafroditas psicosexuales que precisamente no aman esas cualidades típicas de cada sexo, las cuales, por el contrario, les resultan indiferentes o incluso les producen repugnancia.” En esta diferencia se basa la distinción entre homosexualidad y pederastia establecida en el título de este capítulo. La separación de ambos conceptos está perfectamente fundada: se denomina homosexualidad aquel tipo de “pervertidos” que prefieren hombres muy teleidos y mujeres muy arrenoides, de acuerdo con la mencionada ley, mientras que el pederasta, por el contrario puede amar hombre muy varoniles, pero igualmente mujeres muy femeninas, esta última en tanto que no es pederasta. De todos modos la tendencia hacia el sexo masculino sería en él más fuete y más profunda que la que le lleva hacia el femenino. La cuestión de los fundamento de la pederastia constituye un problema por sí, y queda completamente aparte de esta investigación.
(Teleidos
Arrenoides)


... una luz entre las tinieblas en que todavía están envueltas para la ciencia las diferencias psicológicas entre los diferentes individuos.


... ¿Cuánto tiene de hombre y cuánto tiene de mujer un individuo? ¿ha sido él o ella quien en aquel individuo ha hecho, dicho o pensado tal o cual cosa?


... Cada individuo varía u oscila dentro de sí mismo entre la masculinidad y la feminidad, y aunque tales oscilaciones son anormalmente grandes en unos casos y extraordinariamente pequeñas y hasta inapreciables en otro, existen siempre y se manifiestan, cuando son de alguna importancia, incluso por la modificación del aspecto corporal del sujeto en cuestión. Estas oscilaciones de la característica sexual, semejante a la del magnetismo terrestre se dividen en regulares e irregulares. Las oscilaciones regulares son oscilaciones pequeñas, por ejemplo, algunos hombres se sienten más varoniles por la tarde que por la mañana, o entran dentro del terreno de los grandes periodos de la vida orgánica, a los cuales se ha prestado hasta ahora poca atención, auque parecen estar llamados a arrojar una nueva luz sobre numerosos fenómenos. Las oscilaciones irregulares son provocadas probablemente por causas externas, especialmente por el carácter sexual de las restantes personas.


(Sexo y Carácter, Otto Weininger) 

viernes, 1 de junio de 2012

notas sobre Sexo y Carácter



            En el lenguaje corriente se dice muchas veces refiriéndose a dos personas: “están hechas una para otra”. La expresión encierra un vago concepto de que cada sujeto posee ciertas particularidades que determinan cuál es el individuo del otro sexo cuyas condiciones son adecuadas para unirse sexualmente con él, es decir, que un “hombre” no puede ser sustituido por cualquier otro “hombre”, ni una “mujer” por cualquier otra “mujer”.
            Se sabe además, por propia experiencia, que ciertas personas del otro sexo pueden ejercer sobre un individuo incluso una acción repelente, otras lo dejan frío y otras lo excitan, hasta que finalmente aparece (aunque no siempre) la que despierta un deseo incontenible de unirse a ella, y entonces todo el resto del mundo pierde su valor y desaparece. ¿Quién será esa persona? ¿Qué propiedades debe tener? Ocurre, en efecto, que cada tipo de hombre posee su correlativo en la mujer que actúa sobre él sexualmente, y viceversa, Parece, pues, que debe existir una ley que rija esa acción.


... Se puede afirmar con seguridad que el hombre enamorado encuentra bello no sólo lo que desde el punto de vista “puramente estético” es indiferente, sino incluso lo feo, entendiendo por “puramente estético” no lo bello absoluto, sino tan sólo lo bello, o sea aquello que haciendo abstracciones de las “apercepciones sexuales” cae dentro de la estética.


... La atracción sexual es algo tan natural como el crecimiento de las raíces hacia el interior de la tierra o como la emigración de las bacterias hacia los bordes del cubre-objetos en busca de oxígeno. Será conveniente irse habituando a ese concepto de los hechos.


... La esfera sexual inferior en los seres humanos no se halla tan estrechamente sometida a las leyes de la naturaleza como en los restantes organismos, y así lo demuestra el hecho de que los seres humanos son sexuales todas las épocas del año, y en ellos los signos de un periodo especial de celo en la primavera son mucho más débiles que los que presentan incluso los animales domésticos.


... En esto se basa, en parte, el consuelo que se suele prodigar a quienes se casan sin amarse cuando se les dice: “más tarde vendrá el amor” o “todo es cuestión de tiempo”.


... La mencionada ley sobre la atracción sexual, a la que parecen semejarse mucho las restantes, nos enseña que al existir innumerables grados intersexuales siempre se encontrarán dos seres que se adaptan de modo perfecto.


... En los invertidos sexuales nunca falta, por lo tanto, una aproximación anatómica al otro sexo.


... Del mismo modo que el individuo “normal” comprende por sí mismo “lo que es una mujer”, así también en el “invertido” la atracción sexual que sobre él ejercen las personas del mismo sexo se manifiesta espontáneamente en el curso de su desarrollo individual con la cooperación de aquellos procesos ontogénicos que le acompañan desde el nacimiento hasta la muerte.


... la fuerza abandonando tácitamente en las sucesivas ediciones de su Psychopathia sexualis no está fuera de lugar la observación de que los invertidos pueden ser por lo demás completamente sanos, y que aparte de las circunstancias sociales secundarias, se sienten tan normales como el resto de los individuos. Cuando se les pregunta si desearían comportarse de otro modo en sus relaciones sexuales, se recibe con frecuencia una respuesta negativa.


... sin embargo, que una infinita serie de transiciones conducen desde el varón más masculino al hombre afeminado y luego al invertido llegando al hermafroditismo espurio y genuino, y desde ese estado se recorre el camino opuesto pasando por las tríbadas y viragos hasta alcanzar la virgen femenina.
(Virago: mujer varonil
Tríbadas: pervertidas)


            Por lo demás –y esto no sólo viene en ayuda de mis conceptos sino que basta para aclararlos- no existen invertidos que lo sean absolutamente. Todos ellos son al principio bisexuales, es decir, son capaces de tener relaciones sexuales tanto con hombres como con mujeres... A pesar de ello, la bisexualidad no se extingue y siempre puede reconocerse, aunque temporalmente hay sido rechazada.


... La homosexualidad debe ser considerada como la condición sexual de los grados intermedios que se extienden ininterrumpidamente entre las formas extremas

(Sexo y Carácter, Otto Weininger)

martes, 29 de mayo de 2012

notas sobre Sexo y Carácter




Del todo puede sacarse provecho para el conocimiento del hombre y de la mujer, para la exacta determinación del ser humano ideal (ideal en el sentido del típico, sin añadirle una valoración).


... Las consideraciones antes realizadas acerca de las diferencias somáticas sexuales muestran que la sexualidad no se limita simplemente a los órganos de la cópula y a las glándulas genitales. Pero ¿dónde deben trazarse los límites? ¿Se halla limitado el sexo en los caracteres sexuales “primarios” y “secundarios”? ¿Son más amplios sus límites? Con otras palabras, ¿dónde está encerrado y dónde no está encerrado el sexo?


... en efecto, aunque ciertas zonas sean más erógenas que otras, todo el organismo de la mujer tiene una acción de ese tipo sobre el hombre, y, recíprocamente, todo el organismo de un hombre tiene acción excitante y atractiva para la mujer.


... En un individuo masculino, cada una de sus partes, incluso la más pequeña, es masculina, aun cuando pueda asemejarse a la de una hembra, y, del mismo modo, todas las partes de ésta son tan sólo femeninas.


... Los hombres afeminados tienen, en general, una piel femenina; las células masculinas tienen en ellos débil tendencia a la multiplicación, y a ello debe atribuirse el escaso desarrollo de los caracteres sexuales macroscópicos, etcétera.


... cosa que quizá podrá aparecer perfectamente comprensible a los investigadores del futuro, ya que todo ser viviente se origina por estrangulación división de una sola célula.


... Por ejemplo, todas las investigaciones realizadas sobre las diferencias sexuales del cerebro carecen de importancia, ya que no han sido estudiadas las relaciones típicas, sino que, por lo que al sexo se refiere, nos hemos dado por contentos con el examen superficial del cadáver o con la partida de bautismo: así, el primer Juan o la primera María con que se tropieza en la mesa de autopsia han sido considerados como los perfectos representantes de la masculinidad y de la feminidad respectivamente.


... Pero el hombre y la mujer son tipos que en la realidad nunca están representados en estado de pureza, de modo que jamás podemos decir que por la atracción sexual un ser estrictamente masculino y un ser estrictamente femenino tratan de aproximarse.


Cada individuo tiene, respecto al otro sexo, un “gusto” determinado y perfectamente particular. Cuando comparamos las imágenes de las mujeres que fueron amadas por algún hombre famoso de la historia, observamos casi siempre que todas ellas ofrecen notables semejanzas, que aunque se manifiesten del modo más evidente en los caracteres fácilmente apreciables, como es la figura (en el sentido del crecimiento) o el rostro, se extiende también a los más pequeños rasgos, pudiéramos decir incluso que hasta las uñas de los dedos. Algo análogo ocurre en los casos restantes. Por esto, una mujer que provoca una fuerte atracción sobre un hombre aviva el recuerdo de todas las que en él han ejercido una acción análoga. Todos nosotros conocemos numerosos casos cuyos gustos por el otro sexo nos han hecho exclamar: “Soy incapaz de comprenderlo.”


(Sexo y Carácter, Otto Weininger)

lunes, 21 de mayo de 2012

notas sobre Sexo y Carácter


            Todo pensamiento arranca de conceptos generales y se desarrolla en dos direcciones: hacia conceptos cada vez más abstractos que engloban caracteres comunes en número creciente y que se difunden por territorios cada vez más amplios de la realidad, y hacía los puntos de convergencia de todas las líneas conceptuales, hacia la complejidad concreta aislada, hacia el individuo, que llegamos a representarnos mediante una serie interminable de determinaciones restrictivas y que definimos añadiendo infinito número de cualidades específicas diferentes al concepto general de “cosa” o “algo”.


... Discusiones y debates en los que con regularidad desesperante se coloca a “los hombres” y a “las mujeres” unos frente a otras, como si se tratara de esferas blancas y rojas, sin diferencia alguna entre las del mismo color. Jamás se ha intentado llevar la controversia al terreno individual... Tan sólo por necesidades prácticas establecemos fronteras precisas y extraemos diversas melodías del infinito concierto de la naturaleza.


            Hay que dejar establecido desde un principio que es falso pensar que sólo existen machos muy masculinos con escasos restos de feminidad, hembras muy femeninas con masculinidad extraordinariamente reducida, y entre ambos extremos las formas híbridas ya mencionadas.


... así también podemos imaginarnos, como tipo sexual un hombre ideal H y una mujer ideal M, que en realidad no existen. Estos tipos no sólo pueden sino que también deben ser construidos. El tipo, la idea platónica, no sólo es el “objeto del arte” sino también el objeto de la ciencia.


            El macho y la hembra son algo así como dos sustancias que se mezclan en diferentes proporciones, sin que el coeficiente de una de ellas llegue a ser nunca cero, y que se distribuyen en los individuos vivientes. Podría afirmarse que en la práctica no hay machos ni hembras, sino tan sólo seres varoniles o femeniles.


... Las cifras correspondientes al sexo femenino nunca comienzan allí donde terminan las del sexo masculino, sino que entre ellas se encuentra un espacio en el cual aparece representados hombres y mujeres. 


(Sexo y Carácter, Otto Weininger)

jueves, 19 de abril de 2012

notas sobre "Sexo y Carácter"

También el artista, cuando representa aun ser femenino, puede expresar las cualidades típicas de éste sin que previamente hayan sido legitimadas sus aptitudes por un tribunal de especialistas. El artista no desprecia la experiencia; por el contrario, considera que su deber es conseguirla; sin embargo, para el artista la experiencia tan sólo es el punto de partida para ensimismarse, para hundirse en sí mismo, y está autoexploración significa en el arte rastrear el mundo.


... La tarea del filósofo se diferencia de la del artista sólo por la forma. Lo que para éste es símbolo, para aquél es concepto. El arte y la filosofía guardan entre sí la misma relación que existe entre expresión y contenido. El artista inspira el mundo y luego lo expresa; para el filósofo el mundo ha sido expresado ya y él debe inspirarlo de nuevo.


... Aquella parte de este libro que resultan antifeministas –y puede decirse que lo son casi todas- no serán del agrado de los hombres, quienes no prestarán su completa conformidad, pues su egoísmo sexual les hace ver siempre a la mujer mejor de lo que es, tal como ellos quisieran que fuera, tal como ellos querrían amarla.


... Allí donde el problema de la cultura y de la humanidad coinciden, podrá llegarse no sólo a una explicación sino también a una valoración, pues en ese terreno la explicación y la valoración se funden.


(Sexo y Carácter, Otto Weininger)

viernes, 13 de abril de 2012

caras complementarias

La razón en cuanto tal es meramente una técnica, un medio por el que los hombres obtienen lo que desean. Encuanto tal no es buena ni mala, sino efectiva o inefectiva. A la razón se le debe suministrar los objetivos apropiados desde fuera de ella; se le debe dar una dirección de tipo estético o moral. La fantasía femenina fecunda a la razón masculina y le señala la dirección. La fuente de la verdad moral o estética es, pues, la unidad entre sentimiento y razón; estos dos son las caras complementarias de una misma moneda. Con todo, la fantasía sigue siendo el elemento guía, ya que sin sentimientos apropiados, sin un sentido del valor de las cosas, la razón se convierte en un instrumento que hace al malo solamente más eficaz en sus malas acciones. El punto de vista de Kraus es, pues, que lo femenino es la fuente de todo lo que es civilizados en la sociedad. Así pues, el movimiento feminista se ha convertido en amenaza proveniente de la otra cara. La imagen de mujer que presenta el feminismo como igual al hombre era, a su manera, tan deformante como la imagen de Weininger; con ella se intentaba erradicar los propios manantiales de la civilización.


(La Viena de Wittgenstein, A. Janik y S. Toulmin)

jueves, 12 de abril de 2012

introducción del libro Sexo y Carácter de Weininger

… Si todo suicidio deja pendiente el gran problema de la vida…


... Stefan Zweig, de la misma edad y que lo conoció bien, lo describe como dando “siempre la impresión de que acababa de llegar de un viaje en ferrocarril de más de treinta horas, sucio, fatigado, los trajes arrugados, con un aire incómodo y una sonrisa oblicua”.


... Pero, al propio tiempo, la Viena de Karl Kraus, Loos, Schitzler, Mahler, Schönberg, Kokoschka, Musil, Wedekind, Rilke, Hoffmannsthal, Strauss (Richard), Avenarius, Mach, Freud y tantos otros...


... El lúcido que no escribe para lúcidos, sino para aportar lucidez a quienes no la poseen, está condenado al fracaso en una sociedad semejante, carece de interlocutores...


... Freud señaló, a propósito de Weininger, que su antisemitismo –como luego su misoginia- se apoya en el odio al castrado y por consiguiente, en el odio hacia sí mismo, del castrado a sí mismo, por su incapacidad para asumir su propia situación de castrado y desde ella, erigirse en no castrado, en potente. En efecto, no sólo el odio a sí mismo del renegado semita, sino el de todo aquel que rechaza o simplemente no asume algún o algunos aspectos de su self, lo que viene a demostrar es su impotencia, la conciencia de ésta, la conciencia de su incapacidad para alcanzar su identidad deseada desde su condición indeseable.


... El carácter no es otra cosa, continúa, sino el lugar en donde tiene su origen cada sentimiento y cada pensamiento del individuo en calidad de tal individuo. En cada instante de la vida psíquica se contiene el ser humano entero, dice Weininger; y aquello que se manifiesta de manera continuada en la vida psíquica es justamente lo que debe ser considerado como objeto de la caracterología.


Carlos Castilla del Pino.