jueves, 7 de junio de 2012

notas sobre "Sexo y Carácter"





            Ninguna amistad entre los hombres está totalmente desprovista de un elemento de sexualidad por muy penoso que esto resulte al pensamiento y aunque parezca contrario a la idea de amistad. Nuestro aserto se confirma al observar que jamás se produce una amistad entre dos hombres cuando su aspecto exterior no ha hecho nacer alguna simpatía, indispensable para que se produzca un acercamiento entre ellos. La “popularidad”, la protección, el nepotismo, dependen en buena medida de tales tendencias sexuales, muchas veces inconscientes.


... Todavía en el año 1900, un profesor de psiquiatría de una universidad alemana propuso seriamente castrar a los homosexuales.


... A pesar del clamor hoy tan en boga de la existencia de derechos diferentes según las distintas individualidades, sólo rige una ética para todos los humanos, de igual modo que sólo hay una lógica y no varias lógicas.


... Mientras la exposición hecha puede ser suficiente para todas las mujeres invertidas, hay que reconocer que se encuentran muchos hombres con debilísimas características femeninas que, sin embargo, quedan impresionados por sujetos del mismo sexo mucho más fuertemente que otros mucho más afeminados que ellos, impresión que puede ser producida por hombres muy varoniles y ser más marcada que la ejercida por una mujer. Albert Moll afirma con razón: “Existen hermafroditas psicosexuales que se sienten atraídos por ambos sexos, pero en cada sexo sólo aman las propiedades típicas de él, y , por otra parte, se encuentran hermafroditas psicosexuales que precisamente no aman esas cualidades típicas de cada sexo, las cuales, por el contrario, les resultan indiferentes o incluso les producen repugnancia.” En esta diferencia se basa la distinción entre homosexualidad y pederastia establecida en el título de este capítulo. La separación de ambos conceptos está perfectamente fundada: se denomina homosexualidad aquel tipo de “pervertidos” que prefieren hombres muy teleidos y mujeres muy arrenoides, de acuerdo con la mencionada ley, mientras que el pederasta, por el contrario puede amar hombre muy varoniles, pero igualmente mujeres muy femeninas, esta última en tanto que no es pederasta. De todos modos la tendencia hacia el sexo masculino sería en él más fuete y más profunda que la que le lleva hacia el femenino. La cuestión de los fundamento de la pederastia constituye un problema por sí, y queda completamente aparte de esta investigación.
(Teleidos
Arrenoides)


... una luz entre las tinieblas en que todavía están envueltas para la ciencia las diferencias psicológicas entre los diferentes individuos.


... ¿Cuánto tiene de hombre y cuánto tiene de mujer un individuo? ¿ha sido él o ella quien en aquel individuo ha hecho, dicho o pensado tal o cual cosa?


... Cada individuo varía u oscila dentro de sí mismo entre la masculinidad y la feminidad, y aunque tales oscilaciones son anormalmente grandes en unos casos y extraordinariamente pequeñas y hasta inapreciables en otro, existen siempre y se manifiestan, cuando son de alguna importancia, incluso por la modificación del aspecto corporal del sujeto en cuestión. Estas oscilaciones de la característica sexual, semejante a la del magnetismo terrestre se dividen en regulares e irregulares. Las oscilaciones regulares son oscilaciones pequeñas, por ejemplo, algunos hombres se sienten más varoniles por la tarde que por la mañana, o entran dentro del terreno de los grandes periodos de la vida orgánica, a los cuales se ha prestado hasta ahora poca atención, auque parecen estar llamados a arrojar una nueva luz sobre numerosos fenómenos. Las oscilaciones irregulares son provocadas probablemente por causas externas, especialmente por el carácter sexual de las restantes personas.


(Sexo y Carácter, Otto Weininger) 

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