martes, 10 de junio de 2014

El paseante de cadáveres

Cuando alguien que se encontraba fuera de su ciudad por trabajo, y moría de repente de alguna enfermedad o en un accidente, era muy difícil transportar el cuerpo hasta su hogar para enterrarlo. Y, según la costumbre, si no se lleva el cuerpo a su hogar, sería un alma solitaria y un fantasma sin casa. Por ello, como entonces no podía pagarse camiones o coches para transportarlos, se contrataban a los paseantes de cadáveres. 

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Cuando a la gente le pasa algo malo, le echan la culpa al cielo, diciendo que Dios es ciego y no ve lo que hace... pero, ¿no serán ellos los ciegos que no ven el camino que escogen?

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Se han olvidado de lo que el filósofo Lao-Tsé sostenía millones de años en "El libro del Tao": los débiles son como agua, son como niños. Sin embargo, los niños acaban siendo fuertes y el agua está en todas partes. Y aunque intentes golpear el agua, por muy fuertes que sean tus puños, no podrán dañarla.

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He Laodong: ¿Y te crees lo que diga un periodista?
Liao Yiwu: No. El utilitarismo es terrible. Uno tiene que exprimirse los sesos para evaluar si algo es cierto o falso. Aparte de no ser objetivos, no saben nada.

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la brujería está en todas partes, así como el yin se separa del yang, como cuando echas de menos a alguien, y puedes sentirlo, pero no tocarlo. Ésa es la mejor magia.

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Se me había olvidado que para una madre un hijo siempre está desnudo.

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He Laodong: La ciencia y la brujería son dos conceptos opuestos. Como la ciencia y la religión, siempre cuestionamos lo que no podemos ver, pero a lo largo de la historia nunca se ha obtenido una respuesta clara, porque ambas cosas son necesarias para las personas. Zhang Mou sabe bien que el objetivo de esos periodistas o especialistas no es buscarla para contactar con algún espíritu. Con la ciencia como escudo no temen golpear a los fantasmas, así que ella les teme, le da miedo esos "demonios" que pueden hacerla bajar al mismo infierno.

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Sinceramente no me atrevo a decir si el espiritismo es real o no porque es algo que no conocemos, al igual que muchas cosas que todavía no son desconocidas. Lo único que nos importa es tener techo y un sueldo, sólo pocas veces alzamos la vista al cielo y vislumbramos las estrellas, sólo entonces tenemos la sensación de soledad, ante los esfuerzos de los científicos de mandar naves para descubrir si existen seres inteligentes en alguna parte del universo. Una aguja  en un pajar.

He Laodong: Creo que eso también es una forma de brujería, la tierra flota en el universo. ¿Y de dónde venimos? ¿Adónde vamos? La ciencia es el médium del hombre y sus raíces y Zhang Mou, como analfabeta, sólo puede conectar con los espíritus. Crees que la gente muere y ya está, ¿la vida es así de fácil? Yo sé que están ahí, mis padres y mi hermano están en otra dimensión, como el cosmos. Sí, el universo también está vivo, siente, aunque esos "sentimientos" son tan diminutos que la gene no los aprecia.



(El paseante de cadáveres, Liao Yiwu) 

Una soledad demasiado ruidosa

Por eso todos los inquisidores del mundo quemaban los libros en vano, porque cuando un libro comunica algo válido, su ritmo silencioso persiste incluso mientras lo devoran las llamas, y el verdadero libro siempre indica algún camino nuevo que conduce más allá de sí mismo.

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tiemblo y me quedo boquiabierto cuando Hegel me enseña que la única cosa aterradora es lo fosilizado, rígido y moribundo y, en cambio, la única cosa satisfactoria es cuando un individuo o, mejor dicho, toda la sociedad, consigue rejuvenecerse en la lucha, conquistar su derecho a una nueva vida.

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El cielo no es humano y el hombre que piensa tampoco lo es, no puede serlo de ninguna manera.

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aunque todo el mundo sabe que las vacas prefieren morir de sed antes que tragar un solo sorbo de leche.

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Acerqué mis manos a los ojos para contemplarlas, esas manos mías con los dedos rasposos y nudosos como un cepo, manos sucias, manos humanas, las examiné minuciosamente y después las aparté con desprecio; se quedaron baboleándose, suspendidas de los brazos y los hombros.




(Una soledad demasiado ruidosa, Bohumil Hrabal)