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viernes, 30 de diciembre de 2011

A pie de letra

Hay muchas historias que no han nacido nunca. Entre las raíces, ¡cuántos coros quejumbrosos, cuentos contados interminablemente, monólogos inagotables, improvisaciones insospechadas! ¿Tendremos la paciencia de escucharlos? Antes que la más antigua de las historias contadas, hubo otras que no habéis escuchado, hubo predecesores anónimos, novelas sin títulos, epopeyas enormes, pálidas y monótonas, 'byliny' sin formas, troncos informes, gigantes sin rostro que oscurecían el horizonte, palabras oscuras, dramas vesperales de las nubes, y todavía más lejos, libros-leyendas, nunca escritos, libros-aspirando-a-la-eternidad, libros fuegos fatuos, perdidos 'in partibus infidelium'

(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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domingo, 6 de noviembre de 2011

Guirigay

Se trata de eliminar el guirigay confuso de los pájaros, sus adverbios y pronombres agudos, sus pronombres personales fáciles de espantar, para separar poco a poco el grano de la paja.

(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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sábado, 29 de octubre de 2011

Vampiros

Los tronos no alimentados con sangre se marchitan, su vitalidad crece proporcionalmente al mal cometido, a la masa de vidas negadas, a la diversidad prohibida y rechazada. Desvelamos aquí asuntos misteriosos, tocamos los secretos de Estado sellados con mil sellos de silencio.

(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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jueves, 27 de octubre de 2011

sniff, sniff

El álbum es un libro universal, un libro de referencia que engloba todo el saber humano. Evidentemente, lo oculta detrás de alusiones, de sobreentendidos. Hay que tener cierto olfato, cierto ánimo de corazón y de espíritu para encontrar el rastro de fuego, el relámpago que recorre sus páginas.

Lo que hay que evitar en este asunto es la mezquinidad, la pedantería, la liberalidad ciega. Todos los elementos están relacionados entre sí, todos los hilos se juntan en el mismo nudo. ¿Habéis observado que entre las líneas de ciertos libros las golondrinas pasan en bandadas, versículos de golondrinas puntiagudas y temblorosas? Hay que leer en el vuelo de los pajaros...


(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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sábado, 15 de octubre de 2011

Libertad

Liberados de la escuela, deambulábamos por la ciudad sin necesidad ni fin, sin saber aprovechar la libertad vacía, imprecisa, inutilizable.

(El sanatorio de la clepsidra. Bruno Schulz)

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Alejandro el Grande

Alejandro el Grande era sensible a los aromas de los países. Su olfato presentía posibilidades inauditas. Era de esos a los que la mano de Dios roza el rostro durante su sueño, que tiene el conocimiento de lo que no saben y a través de sus párpados cerrados disciernen los reflejos de mundos lejanos. Pero él tomó demasiado al pie de la letra las alusiones divinas. Siendo un hombre de acción, es decir de poco espíritu. interpretó su misión como una misión de conquistador del mundo. Su corazón conocía la misma insaciabilidad de la que sufría el mío. los mismos suspiros agitaban su pecho ante cada horizonte, ante cada paisaje. No hubo nadie que corrigiera su error. Ni el mismo Aristóteles le comprendía. Y así murió, desencantado, después de haber conquistado el mundo entero, dudando de Dios que se le escapaba siempre, y de sus milagros. Su retrato ornaba las monedas y los sellos de todos los países. Para su castigo, se convirtió en el Francisco José I de su tiempo.


(El sanatorio de la clepsidra. Bruno Schulz)

Zimzún

si Dios es toda realidad, si Dios fuese infinito y ocupase todo el universo, la creación sería imposible puesto que no existiría un lugar donde no estuviese la sustancia divina. La creación sólo ha podido tener lugar porque Dios se ha concentrado, porque se ha retirado al interior de sí mismo para crear un vacío y dejar un lugar libre para la creación. -y ese retroceso es el zimzún.

(nota en El sanatorio de la clepsidra de Bruno Schulz)

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sábado, 1 de octubre de 2011

reconciliado con el mundo

Sólo una vez en el transcurso del año, el día que salía de la prisión, Szloma se sentía puro, nuevo y ligero. El día lo recibía lavado de sus pecados, renovado, reconciliado con el mundo, y abría ante él sus horizontes puros, orlados de una silenciosa belleza.

(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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un lugar en la existencia

Más abajo se deslizaban furtivamente los hurones, los turones y los zorros, ladrones del reino animal, criaturas de mala conciencia. Alcanzaron su lugar en la existencia mediante la intriga, la trampa, contrariamente al plan de la creación; perseguidos por el odio, amenazados, siempre alerta, siempre temerosos, amaban ardientemente su vida robada, oculta en las madrigueras; estaban dispuestos a dejarse desgarrar por defenderlas.


(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

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Szloma

Szloma advirtió mi presencia y me envió su agradable sonrisa y un saludo militar.

-Estamos solos en la plaza tú y yo -dije a media voz, pues la bola del cielo resonaba como un tonel.

-Tú y yo -repitió con una triste sonrisa. ¡Qué vacío está el mundo hoy!

Podríamos dividirlo y nombrarlo de nuevo: yace abierto, desamparado, sin pertenecer a nadie. Un día como éste, el Mesías se acerca hasta el borde del horizonte y contempla la tierra. Y cuando la ve así, blanca y silenciosa bajo el cielo azul, puede ocurrir que los límites se difuminen bajo su mirada, que azuladas estelas de nubes formen una escala bajo sus pies y que descienda a la tierra sin saber el mismo lo que hace. Sumida en la ensoñación, la tierra no reparará en aquel que habrá descendido sobre sus caminos, y los hombres una vez despiertos de la siesta no recordarán nada. La historia será borrada y todo volverá a ser como en los siglos de los siglos, antes del comienzo.

-¿Adela está en casa? -preguntó sonriendo.

-No hay nadie, pasa un momento. Te enseñaré mis dibujos.

-Si no hay nadie, no rechazaré ese placer. Abre la puerta.

Después entró, echando a derecha e izquierda una mirada de ladrón.


IV


-Son unos dibujos formidables -decía, retirándolos de sus ojos con gesto de experto. Su cara se iluminaba con el reflejo de los colores y las luces. A veces ponía una mano semicerrada alrededor del ojo, y miraba a través de ese catalejo improvisado, con los rasgos contraídos por una mueca de seriedad y conocimiento.

-Se podría decir -continuó- que el mundo pasó por tus manos para renovarse y mudarse y cambiar de piel como un maravilloso lagarto. Ah, ¿crees que yo hubiera robado y cometido tantas locuras si el mundo no estuviese tan usado y decaído, si las cosas no hubieran perdido su dorada potestad, lejano resplandor de las manos divinas? ¿Qué se puede hacer en un mundo así? ¿Cómo no dudar, no decepcionarse, cuando todo está cerrado a cal y canto, el sentido amurallado en su entraña, y cuando tú golpeas siempre contra los ladrillos como contra el muro de una prisión? Ah, Jósef, tú tenías que haber nacido antes.


(El sanatorio de la clepsidra. Bruno Schulz)

domingo, 25 de septiembre de 2011

ave fénix

Porque los libros ordinarios son como meteoros. Cada uno de ellos tiene un momento, un instante en el que gritando vuela como el ave fénix, con todas sus páginas ardiendo. Por ese instante, por ese único momento los amamos, aunque más tarde entonces no sean ya más que cenizas. Con una amarga resignación recorremos a veces sus ya frías páginas, desgranando como un rosario sus fórmulas muertas con un ruido de claquetas.

Los exégetas del Libro afirman que todos los libros tienden al Auténtico. Viven una vida prestada que, en el momento del vuelo regresa a su antigua fuente.

(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)

martes, 20 de septiembre de 2011

bajo la mesa

Además el lector, el verdadero lector a quien se dirige este libro, lo comprenderá cuando le mire fijamente a los ojos, y, en su mismo fondo, brille con el fulgor de la revelación. En esa mirada breve y penetrante, en un furtivo apretón de manos, él comprenderá, aceptará, reconocerá y bajará los ojos maravillados por la profundidad de su comprensión. ¿Acaso, bajo la mesa que nos separa, no permanecemos todos secretamente cogidos e la mano?


(El sanatorio de la clepsidra, Bruno Schulz)