sábado, 2 de julio de 2016

Hospital de la transfiguración



La soledad lo había sensibilizado de tal manera que la certeza de que las diferencia de clase social se mantenían invariables entre los muertos se le reveló como algo absurdo y penoso. Respiró profundamente.

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La vida trae consigo situaciones que ningún manual de buenos modales contempla; situaciones tan difíciles y delicadas que sólo pueden ser superadas con mucho tacto y seguridad en uno mismo.

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Espantaba a todos de su lado como si fueran moscas y a veces perdía días enteros, viviendo el jueves dos veces, para descubrir luego que se había perdido el miércoles.

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Desgraciadamente, un hombre siempre es un objeto para otro.

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Si uno busca tranquilidad, silencio y serenidad, no lo busque en su vida ya que encontrará todo y más en el cementerio.

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Si uno tiene talento, siempre terminará destacando.

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Yo considero que las grandes obras no nacen gracias a la demencia sino "a pesar de ella".

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Los escritos, como las mujeres, necesitan un esqueleto, pero debe de ser inapreciable.

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Por aquel entonces yo acababa de perder a Dios. Y no porque dejara de creer: lo perdí como se pierde a las mujeres, sin razón alguna y sin posibilidad de volver a reencontrarlo.

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Nunca te arrepientas. ¡Nada de arrepentimientos! -se calló y luego añadió-: Nunca te arrepientas de haber estado en un sitio y no en otro, de haber podido hacer algo y no haberlo hecho. No te creas. Si no lo hiciste, fue porque no pudiste.

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(Hospital de la Transfiguración, Stanislaw Lem)

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