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miércoles, 25 de enero de 2012

Obsesión

No era de extrañar que el mundo perteneciera a los fuertes. Los esclavos estaban obsesionados con su propia esclavitud. El trabajo era para ellos un fetiche de oro ante el que se arrodillaban para adorarlo.

(Martin Eden, Jack London)

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lunes, 9 de enero de 2012

Misterio de la vida

Había aprendido con Spencer que el hombre era incapaz de alcanzar el conocimiento pleno de las cosas, y que el misterio de la belleza era tan profundo como el misterio de la vida; e incluso más, que las fibras de la belleza y de la vida estaban entrelazadas, y él mismo no era más que una pequeña parte de ese incomprensible tejido trenzado de sol, polvo de estrellas y prodigios.

(Martin Eden, Jack London)

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¿En busca de la fama?

-¿Le gustaría ser famoso? -Le preguntó Ruth bruscamente.

-En cierto modo -confesó él-. Es parte de la aventura. Pero lo que cuenta no es ser famoso, sino la manera de conseguirlo. Después de todo, alcanzar la fama sólo sería para mí el medio de lograr otra cosa. Necesito ser famoso por eso, únicamente por eso.


(Martin Eden, Jack London)

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Santos hundidos

Pero él conocía la vida, su fealdad y su hermosura, su grandeza a pesar del lodo que la infestaba, y vive Dios que hablaría de esas cosas. Los santos del Cielo sólo podían ser puros y justos. No necesitaban que nadie les colmara de elogios. Pero los santos hundidos en el fango... ¡ah, eso sí que era un milagro! Eso hacía que vivir mereciera la pena. Ver cómo la grandeza moral salía de los pozos negros de la iniquidad; elevarse y vislumbrar la belleza, débil y lejana, con unos ojos anegados en barro; contemplar cómo de la flaqueza, la fragilidad, el vicio y la violencia extrema surgía la fuerza, la verdad y los valores espirituales más nobles...

(Martin Eden, Jack London)

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El mundo real

Le embargaba el placer de la creación que se supone destinado a los dioses. Todo cuanto le rodeaba -el olor a verdura en mal estado y a jabón de lavar, la figura desaliñada de su hermana y el rostro burlón del señor Higginbotham- era un sueño. El mundo real estaba en su cabeza y las historias que escribía eran pequeños retazos de esa realidad

(Martin Eden, Jack London)

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Humildes servidores

Otros hombres habían descubierto el secreto de la expresión, de convertir las palabras en humildes servidores, y conseguir que sus combinaciones tuvieran más sentido que la suma de sus significados individuales

(Martin Eden, Jack London)

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viernes, 6 de enero de 2012

Secretos

Al cabo de tres meses regresó por tercera vez a la taberna con Joe. Olvidó, y volvió a vivir y, al hacerlo, comprendió con claridad la bestia en que se estaba convirtiendo, no por culpa de la bebida sino del trabajo. La bebida era un efecto, no una causa. Seguía inevitablemente al trabajo, de igual modo que la noche sigue al día. No alcanzaría las alturas convirtiéndose en una bestia de carga, fue el mensaje que el whisky le susurro, y él movió la cabeza en señal de asentamiento. El whisky era sabio. Contaba secretos.

(Martin Eden, Jack London)

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2 pilares

Ruth no disimuló su decepción cuando él le comunicó su intención de embarcarse cuando estuviera recuperado.

-¿Por qué quiere hacerlo? -pregunto.

-Por dinero -fue su respuesta-. Necesito ahorrar lo suficiente antes de emprender mi nuevo ataque contra los directores de revistas. El dinero es el más firme pilar de la guerra, en mi caso... el dinero y la paciencia.


(Martin Eden, Jack London)

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