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lunes, 27 de febrero de 2012

notas sobre "La caja de Pandora"

La caja de Pandora
Prefacio

... y sin embargo, ha estado siempre en la esencia de nuestro desarrollo espiritual que alguien que da un paso decisivo hacia delante en algún ámbito espiritual sea llevado a los tribunales acusado de atentar precisamente contra ese ámbito. Un médico que confiado en su investigación realiza una extirpación nunca ensayada es expone de antemano y con total conciencia al peligro de ser acusado de lesión corporal u homicidio por negligencia. La experiencia nos enseña, en efecto, que en sus consecuencias extremas se tocan los ámbitos que en sus formas normales se oponen diametralmente el remedio y el veneno se diferencian sólo por el modo de su aplicación. Los contemporáneos rara vez diferencian de manera fiable lo sublime de lo ridículo. Lo verdaderamente sublime ha sido concebido en sus comienzos casi siempre como algo ridículo, y cuántas conductas que habían sido percibidas por todos sus participantes como algo sublime se han convertido de pronto en la mayor ridiculez. “summum jus” y “summa injuria” son conceptos que coincidirán hasta el fin de los tiempos.


El libro


Alwa.- Si en este momento no precisara de toda mi tensión espiritual para “El Dominador del Mundo”, me gustaría probar este asunto para ver si es viable. Esa es la maldición que pesa sobre nuestra literatura más reciente, somos demasiado literarios. Sólo conocemos las cuestiones y problemas que surgen entre escritores y gente culta. Nuestro horizonte no va más allá de los límites de nuestros intereses corporativos. Para volver a las huellas de un arte grande y poderoso tendríamos que movernos lo más posible entre gente que no hubiera leído un libro en su vida, en la que los instintos animales más simples fueran los determinantes de su conducta. En mí “Espíritu de la Tierra” he tratado ya de trabajar según ese principio con todas mis energías.


Alwa.- Alguien como él podría servirme de modelo de mi “Dominador del Mundo”. Hace veinte años que la literatura no hace más que producir semihombres; hombres que no pueden engendrar hijos y mujeres que no los pueden parir. Eso es lo que se llama “problema moderno”.


Rodrigo.-... Desde sus veinte años se ha casado tres veces y ha satisfecho a una cantidad colosal de amantes; finalmente también aparecen las necesidades del corazón. Pero el objeto de su interés debe de tener escritos en la frente los siete pecados capitales, si no ella no lo adora. (...) Con su disposición práctica a la mujer no le cuesta mantener a su marido ni la mitad de esfuerzo que al contrario. Con tal que el hombre le proporcione un interés espiritual y no deje que desaparezca el sentido familiar.


Alwa.- He aprendido a dominar la humanidad y a llevarla de la rienda como una cuadriga domada..., pero no puedo sacar a esa joven de la cabeza. Con ese estudiante podría dar clases privadas de desprecio del mundo.


Schigolch.-... Esta no entiende nada. No puede vivir del amor porque su vida es el amor.


Geschwitz.-... Los seres humanos no se conocen, no saben lo que son. Sólo quien no es un ser humano los conoce. Cada palabra que dicen es falsa, es una mentira. Pero no lo saben, porque hoy son de un modo, mañana de otro; dependen de si han comido, bebido y amado. Sólo el cuerpo sigue siendo durante algún tiempo lo que es, y sólo los niños poseen la razón. Los mayores son como los animales; ninguno sabe lo que hace. Cuando son felices gimen y se quejan, y en la miseria se alegran por cada pequeño bocado. Es extraño cómo el hombre les quita a los hombres la fuerza de ser infelices. Pero una vez que se han saciado hacen que el mundo se convierta en una cámara de tortura y desprecian su vida para satisfacer un capricho. ¿Habrá existido algún ser humano que haya sido feliz por el amor? ¿Es su felicidad otra cosa que poder dormir mejor y olvidarlo todo? ¡Oh Dios!, te agradezco que no me hayas hecho como ellos. Yo no soy un ser humano, mi cuerpo no tiene nada en común con el cuerpo humano. Tengo en cambio un alma humana los hombres torturados tienen un corazón pequeño y estrecho; yo sé, sin embargo, que no es mérito mío si lo entrega todo, lo sacrifica todo...


(La Caja de Pandora, Frank Wedekind)

miércoles, 22 de febrero de 2012

notas sobre "Lulú. El espíritu de la tierra"


Lulú

Prólogo de Karl Kraus

El amor de las mujeres contiene, como la caja de Pandora, todos los dolores de la vida, pero están envueltos en hojas doradas y están tan llenos de aromas y colores que uno nunca debe quejarse de haber abierto la caja.

Félicien Rops


... los más profundos investigadores de la vida sentimental masculina han comenzado a balbucear antes de que sus propias heroínas abrieran los ojos, y la inefable tragedia a la que ponen palabras ha sido siempre la tragedia de la virginidad perdida.


... por eso, todo el que desea la mujer poliándrica la quiere para sí. Este deseo, y sólo él, debe considerarse como la fuente original de todas las tragedias del amor. Querer ser elegido sin concederle a la mujer el derecho de elegir.


Un prominente espíritu berlinés ha demostrado su total incomprensión del mundo de este doble drama al aconsejar que el talentoso autor tenga a bien buscar rápidamente otra materia. Como si el poeta pudiera “elegir una materia”, como el sastre o el periodista de semanarios que le presta su traje estilístico a las opiniones ajenas.


Lulú
El espíritu de la tierra

De materia basta la naturaleza me creó
y hacia la tierra me atrae el deseo.
Al mal espíritu pertenece la tierra,
no al bueno. Lo que nos envían los divinos
desde lo alto sólo son bienes comunes;
su luz regocija, pero no enriquece a nadie,
y en su estado no se ganan posesiones.
Las piedras preciosas, el oro tan preciado,
hay que conquistarlos a los falsos poderes,
que moran malignos en las sombras.
No son sacrificios se atraen sus favores
y nadie vive cuya alma.


¡Qué bien la pasa un actor en el teatro! No teme por la carne que cubre sus costillas, por más que el hambre sea terrible y el estómago del colega esté vacío.
Pero si en el arte algo grande se quiere alcanzar, no se debe comparar el mérito y la paga.


Goll.- Mire, el arte tiene que reproducir la naturaleza de manera que se pueda gozar espiritualmente.


Lulú.- ¿Por qué no hace que sus piezas sean tan interesantes como la vida?
Alwa.- Porque nadie nos creería.


Escerny.- Mi anhelo de entregarme ahora sin reparos al poder de una mujer es una necesidad natural de relajamiento... ¿Puede usted imaginarse una felicidad mayor para una mujer que tener a un hombre totalmente en su poder?
Lulú (Tintineando con los tacones).- ¡Oh, sí!
Escerny (Confuso).- Entre hombres cultos no encontrará ninguno que no pierda la cabeza delante suyo.
Lulú.- Sin embargo, nadie le convertirá sus sueños en realidad sin engañarse al mismo tiempo.


Lulú.- Tiene razón al señalarme cual es mi lugar. Y la mejor manera de hacerlo era hacerme bailar la Skirtdance ante su novia... Me hace un gran favor indicándome cual es mi posición.
Schön (Sarcástico).- ¡Teniendo en cuenta tu origen, es una suerte sin igual que todavía tengas la oportunidad de presentarte ante gente decente!
Lulú.- Aunque no sepa dónde mirar ante mi indecencia.


(Lulú, el espíritu de la tierra. Frank Wedekind)

viernes, 16 de abril de 2010

remedio - veneno

y sin embargo, ha estado siempre en la esencia de nuestro desarrollo espiritual que alguien que da un paso decisivo hacia delante en algún ámbito espiritual sea llevado a los tribunales acusado de atentar precisamente contra ese ámbito. Un médico que confiado en su investigación realiza una extirpación nunca ensayada se expone de antemano y con total conciencia al peligro de ser acusado de lesión corporal u homicidio por negligencia. La experiencia nos enseña, en efecto, que en sus consecuencias extremas se tocan los ámbitos que en sus formas normales se oponen diametralmente, el remedio y el veneno se diferencian sólo por el modo de su aplicación. Los contemporáneos rara vez diferencian de manera fiable lo sublime de lo ridículo. Lo verdaderamente sublime ha sido concebido en sus comienzos casi siempre como algo ridículo, y cuántas conductas que habían sido percibidas por todos sus participantes como algo sublime se han convertido de pronto en la mayor ridiculez. "summum jus" y "summa injuria" son conceptos que coincidirán hasta el fin de los tiempos.

(prefacio de La Caja de Pandora. Frank Wedekind)