jueves, 21 de junio de 2012

Los afanes




            -En ese niño se ocultaba un maximalista con barba y todo, un ácrata.
            Mi padre corroboraba:
            -Destruye por destruir. Será otro presidente radical.


            -Enamorarse de una mujer tan incómoda es el peor infortunio. Jamás puede uno olvidarla. Las mujeres razonables, por comparación, parecen borrosas.


... Si le oyeras la vocecita que pone para ser razonable, no dirías pavadas. ¿Te cuento una cosa? Yo desconfío de los que piensan mucho. No les gusta la vida, le dan la espalda, no la conocen. Piensan tanto sobre lo que no conocer que llegar a equivocaciones monstruosas.


            -Siempre uno está expuesto a lo inesperado, así que para el cobarde hay un solo consejo: la cucha. No salir de la cucha. Pero en este momento usted viaja como una testa coronada, de incógnito, así que no corre el menor peligro.


... “Precisamente porque siente dolor necesita que la consuelen”, pensó. “Las caricias, como lo prueban los chicos que lloran, son el consuelo universal.” Olvidó al doctor, olvidó los exámenes. Descubrió que Cecilia le gustaba mucho.




(Los afanes, Adolfo Bioy Casares) 

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