martes, 14 de mayo de 2013

Las verdes colinas de África (1935)




... Pero no es agradable disponer de un tiempo limitado en el que hay que cazar el kudú que se desea o quizá no conseguirlo jamás, ni siquiera ver uno. No es ésta la forma en que se debe cazar. Hacerlo así es parecido a la experiencia que hacen esos muchachos que son enviados a París con dos años para trasformarse en buenos pintores o escritores tras los cuales, si no lo han conseguido, deben volver a casa y dedicarse al negocio de la familia. La forma de cazar es hacerlo por tanto tiempo como se vive y mientras se sepa que existe tal o cual animal; de la misma forma que el pintar debe hacerse en tanto exista uno y colores y lienzos, y escribir en tanto que uno exista y disponga de papel y lápiz, o tinta, o una máquina para hacerlo y cualquier cosa sobre lo que a uno le apetezca escribir; uno se siente imbécil si lo hace de otra forma.


... Mi esposa sabe ahora todo lo que yo pienso, lo que digo, lo que creo, todo lo que puedo hacer, lo que no puedo hacer y lo que no puedo ser. Yo también sé todo sobre mi esposa... todo en absoluto. Pero ahora tenemos alguien a quien no conocemos, que no nos conoce, que nos ama en su ignorancia y es extraña para los dos. Alguien muy atractiva que es nuestra y no es nuestra y que hace nuestras conversaciones.


            –No tenemos grandes escritores –respondí yo–. Algo les pasa a nuestros buenos escritores cuando llegan a cierta edad. Puedo explicarlo, pero es muy largo y le podría aburrir.
            –Por favor, explíquelo –respondió–. Eso es lo que a mí me gusta. Eso es lo mejor que tiene la vida. La vida de la mente. Eso no es como cazar kudús.


... Este es el caso de Melville. Pero la gente que le ensalza, lo hace por la retórica, que es lo que menos importa. Ven un misterio donde no existe.
            –Sí –me respondió–, comprendo. Pero es el trabajo de la mente, la habilidad de hacerla trabajar, lo que hace la retórica son las chispas azules de la dínamo.


... Algunos escritores nacen para ayudar a que otro escritor escriba una sola frase. Pero no puede sacarla de un clásico anterior.


... De otro modo les ocurre lo que a los escritores de Nueva York. Son como gusanos encerrados en una botella, que intentan extraer conocimiento y nutrición de su mutuo contacto y de la botella. Algunas veces la botella es arte formativo, otras economía, otras economía y religión. Pero están en la botella y en ella permanecerán. Se sienten solitarios fuera de ella. No quieren sentirse solitarios. Tienen miedo de estar solos con sus creencias y ninguna mujer amaría a ninguno de ellos bastante para permitirles matar su soledad en esa mujer o unir la suya a la de ella, o hacer con ella algo que hiciera de todo lo demás una cosa secundaria.


            –Los buenos escritores son Henry James, Stephen Crane y Mark Twain. No es que éste sea el orden jerárquico de su bondad. No hay jerarquías entre los buenos escritores.


            –Toda la literatura moderna americana procede de un libro de Mark Twain llamado Huckleberry Finn. Si usted lo lee debe detenerse donde el negro Jim es robado a los muchachos. Este es el verdadero final. El resto es pura paja. Pero es el mejor libro que tenemos. Todo lo que se ha escrito en América procede de él. Nada existía antes. Nada tan bueno ha existido desde entonces.


            –Les destruimos de muchas maneras. En primer lugar económicamente. Ganan dinero. Sólo por casualidad gana dinero un escritor, aunque los buenos libros terminan siempre por dar dinero. Nuestros escritores, en cuanto han ganado algún dinero aumentan su nivel de vida y quedan apresados. Tienen que escribir para mantener su situación, sus esposas y demás, y escriben vulgaridades. No son vulgaridades hechas a propósito, sino porque están hechas apresuradamente. Porque escriben cuando no tienen nada que decir, cuando se les ha secado la fuente. Porque son ambiciosos. Luego, una vez se han traicionado a sí mismos, lo justifican y escriben más vulgaridades. Eso o leen a los críticos. Si creen a los críticos cuando éstos dicen que son grandes han de creerles también cuando afirman que son unos podridos, y entonces pierden confianza por medio de la lectura de los críticos. Si escribieran, algunas veces sería bueno, otras malo y otras peor, pero lo bueno saldría. Pero como han leído a los críticos han de escribir obras maestras. Las obras maestras que los críticos afirman que escribieron. Por supuesto que no eran obras maestras. Eran, sencillamente, buenos libros. En consecuencia, no pueden escribir nada. Los críticos les han hecho impotentes.


... A cierta edad los escritores masculinos adoptan un aire protector, y sapiente. Las escritoras se trasforman en Juanas de Arco sin causa. Se trasforman en conductores de hombres. No importa a quién conduzcan. Si no tienen seguidores se los inventan. Es inútil que los elegidos como seguidores protestes. Les acusan de deslealtad. Pero, demonio, son muchas las cosas que les ocurren. Lo que le digo es otra tratan de salvar sus almas con lo que escriben. Este es el camino más fácil. Otros quedan destrozados por el primer dinero que ganan, la primera alabanza, el primer ataque, la primera vez que descubres que no son capaces de escribir, la primera vez que comprueban que son incapaces de hacer otra cosa, o cobran miedo y se unen a organizaciones para pensar por cuenta de ellas. O no saben lo que quieren. Henry James quería hacer dinero. Naturalmente no lo consiguió.


            –Escribir lo mejor que pueda y aprender en el proceso. Al mismo tiempo tengo a mi mujer, con la que lo paso muy bien y me doy una buena vida.



            –¿De qué se trata ahora?
            –De la clase de obras que pueden ser escritas. De hasta dónde puede llevarse la prosa si uno es lo bastante serio y tiene suerte. Existe una cuarta y quinta dimensión que pueden ser alcanzadas.


            –No. Es algo más difícil que la poesía. Es una prosa que no ha sido escrita nunca. Pero puede ser escrita, sin trucos ni engaños. Sin nada malo que siga después.
            –¿Y por qué no ha sido escrita?
            –Porque intervienen muchos factores. Primero, hay que tener talento, mucho talento. Tanto talento como tuvo Kipling. Luego hay que tener disciplina. La disciplina de Flaubert. Luego hay que tener un concepto claro de lo que puede ser y una conciencia tan absoluta e invariable como el metro patrón de París, para evitar las debilidades. Luego el escritor debe ser inteligente y desinteresado y sobre todo debe sobrevivir. Intente unir todas estas cosas en una persona y permítale atravesar todas las influiencias que presionan a un escritor. Lo más difícil, porque el tiempo es tan corto, es que pueda sobrevivir y ver su obra acabada. Pero a mí me gustaría tener entre nosotros un escritor así y leer lo que él pudiera escribir.


... Aquello, desde luego, era sólo temporal. Yo era el hombre de Pop y creo que las estimaciones profesionales se hacen día a día y requieren una serie ininterrumpida de acontecimientos para tener algún significado. Pero algo había sucedido entre nosotros dos.


... Sabía que estaba cazando bien y tenía esa sensación de bienestar y de confianza en mí mismo que siempre es mucho más agradable tener que oír hablar de ella.


... acompañado de rastreadores en quienes no confiaba, comiendo solo, sin nadie con quien hablar, su esposa a nueve mil millas y tres meses de distancia.


... Su audacia y valor eran tan automáticos y hasta tal punto un simple estado de ánimo natural que nunca pensaba en el peligro. Pero el peligro estaba en las manos de Pop y por él sentía una completa, clara y absoluta adoración. Pop era el ideal de lo que un hombre debía ser para ella: valiente, apacible, cómico, sin perder nunca el dominio de sí mismo, no haciéndose nunca el fanfarrón, nunca quejándose excepto mediante algún chiste, tolerante, comprensivo, inteligente, bebiendo un poco más de la cuenta, como debe hacer un buen hombre y, a sus ojos, muy guapo.


... leer Seastopol de Tolstoi. Era un libro que había escrito de joven y tenía una bonita descripción de una batalla, en la que los franceses tomaban el reducto, y pensé en Tolstoi y en la gran ventaja que proporciona la experiencia guerrera a un escritor. Aquél era uno de los temas más importantes, y seguramente de los más difíciles, sobre el que se podía escribir con sinceridad y los escritores que no habían vivido esa experiencia estaban siempre celosos y trataban de quitarle importancia, o calificarla de anormal, diciendo que era un mal tema, aunque realmente aquello era algo completamente irreemplazable, algo importante de la vida que se había perdido.


... una revolución es con mucho la mejor experiencia si uno no se convierte en fanático e intolerante, porque todos hablan en el mismo lenguaje. Lo mismo que una guerra civil es la mejor guerra para un escritor, la más completa. Stendhal había visto una guerra y Napoleón le había enseñado a escribir. Entonces, les estaba enseñando a todos; pero ningún otro aprendió. Dostoyevski se realizó gracias a que le enviaron a Siberia. Los escritores se forjan en la injusticia igual que se forja una espada.


            Lo que yo tenía que hacer era trabajar. No me preocupaba de manera particular cómo iba a manifestar mi obra. Ya no me tomaba mi propia vida seriamente, la vida de cualquier otra persona sí pero no la mía. Todos ellos querían algo que yo no deseaba y lo conseguiría fácilmente, si trabajaba. Trabajar era lo único importante, era lo único que siempre te hace sentirte bien y, entre tanto, se trataba de mi propia y condenada vida y la conduciría dónde y cómo me gustara. Y donde la había conducido ahora me agradaba mucho. Este era un cielo mejor que el de Italia. Era lo mejor de todo. El mejor cielo estaba en Italia y en España y en el norte de Michigan en el otoño y también en el otoño en el golfo de Cuba. Se podía vencer a este cielo; pero no al país.


... amaba al país de tal forma que era feliz como se es feliz después de haber estado con una mujer a la que verdaderamente se ama, cuando, vacío, se siente brotar de nuevo el amor y ahí está y nunca puede tenerse todo y sin embargo, lo que hay ahora se puede tener, y se quiere más y más, tener, y ser, y vivir en, poseer ahora de nuevo para siempre, para ese largo y súbitamente acabado siempre;...


... Hasta las botas sin los pesados calcetines, habían dejado de dolerle, pero yo odiaba más que nunca a los hijos de mala madre que se creen justos y que tienen siempre razón, especialmente un amigo americano ausente, y me retiré a mí mismo de aquella categoría de seres despreciables, dispuesto a no volver a querer tener razón jamás,...


... Un país finalmente, se desgasta y el polvo se lo lleva el viento, todas las personas mueren y ninguna de ellas tuvo ningún valor permanente, excepto los que practicaron las artes, y ahora éstos no quieren continuar en su empeño porque es un esfuerzo demasiado duro, y, además, no está de moda. Mil años convierten la economía en una cosa estúpida y una obra de arte resiste siempre, pero es muy difícil de crear y ahora no está de moda. Nadie desea ya comprometerse en esa hermosa tarea porque piensan que estarían pasados de moda y los piojosos que viven de la literatura no les elogiarían. Además, es algo muy difícil de conseguir.


... Ahora, avanzando, seguro de que estaba allí, sentía el júbilo, el mejor júbilo de todos, el que precede a cierta acción futura, acción de la cual uno forma parte cuando hay algo que hacer, acción en la cual uno puede matar y salir libre de ella, haciendo algo que uno ignora y a pesar de eso, no estar atemorizado, sin preocuparse por nadie y sin sentir ninguna responsabilidad, sólo pensando en realizar algo que uno se siente seguro de poder realizar,...


            Sabe que está demasiado enfurecido para disparar y siente que le han hecho trampa. Siempre hay algo que le está engañando, la necesidad de hacer las cosas de otra forma que no sea regular, o mediante una ordenanza inexacta en la que los detalles no están especificados, o el hecho de tener que hacerlo delante de la gente o tener prisas para hacerlo.


... De esa forma, después del cementerio militar, que era un lugar agradable, limpio, bien cuidado y tan bueno como cualquier otro para dormir el sueño de los justos. 


... Me habían disparado y me habían lisiado y había salido de aquella situación. Siempre esperé morir de una cosa o de otra y, sinceramente, eso no me preocupaba. Puesto que todavía me gustaba cazar, decidí que sólo dispararía mientras pudiera matar limpiamente y, tan pronto como perdiera esa habilidad, lo dejaría.
            Si uno se alista con los que luchan por la sociedad, por la democracia y todas esas cosas cuando es joven y se declina después cualquier otro alistamiento, y se hace responsable sólo de uno mismo, cambia el hedor agradable y reconfortante de los camaradas por algo que no puede sentirse nunca de ninguna otra forma más que consigo mismo. Este algo no puedo definirlo todavía totalmente, pero la sensación se produce cuando se escribe bien y con verdad sobre una cosa y se sabe de manera impersonal que se ha escrito de esa forma y aquellos que cobran para leerlo e informar a los lectores no les gusta el tema, de tal manera que dicen que todo es falso, pero tú sabes que su valor es absoluto; o cuando haces algo que la gente no considera una ocupación seria y sin embargo, sabes, de verdad, que es tan importante y ha sido siempre tan importante como todas las cosas que están de moda;...


... Todo esto bien pastoreado por los barcos recogedores de basura que cogen sus presas con largas pértigas, tan interesados, tan inteligentes, y tan exactos como historiadores. Ellos poseen el punto de vista; la corriente, sin que el fluir se haga visible, recoge cinco cargas de todo esto al día cuando las cosas marchan bien en La Habana y, un espacio que se extiende a lo largo de la costa, está claro y azul, sin que nada se modifique por ello, como lo estuvo siempre antes de que la corriente se llevara lo que depositan los lanchones de la basura. Y las hojas de palma de nuestras victorias, las lámparas de luz gastadas de nuestros descubrimientos y los preservativos vacíos de nuestros grandes amores flotan sin ningún significado contra una cosa única permanente: la corriente.


... Es lo que ocurre siempre con la caza, no se sabe nunca lo que pasar, y sucede lo mismo con cualquier tipo de caza, tanto aquí como en otras partes.


            –A eso se debe que la mujer sea una favorita universal.


            Y señalé a la lona donde la lluvia hacía el ruido más bonito que nosotros, que vivíamos una gran parte del tiempo fuera de las casas, habíamos oído nunca. Era un sonido encantador, aunque nos estuviera llamando toda clase de cosas.


            –El mundo está cada vez más complicado –aseguró Pop.


... Todo el mundo en nuestra ciudad abandona el trabajo para tomarse un descanso. Todos los pescadores se han metido a carpinteros. El reverso de la Biblia.


            –Sí, si se tiene bastante material. Se necesita recoger una enorme cantidad de hechos pasados. Es muy difícil conseguir algo verdadero sobre lo que no se ha visto, porque los que fracasan siempre tienen mala prensa y los vencedores siempre mienten mucho. Además, sólo pueden seguirse realmente en los países donde se habla el idioma. Lo que, naturalmente, limita mucho la experiencia. Esa es la razón por la cual nunca he ido a Rusia. Cuando no puede entenderse lo que se dice, no está bien. Todo lo que se consigue así es material de segunda mano o la posibilidad de visitar los lugares donde ocurrieron los acontecimientos, pero nada más. Cualquiera que sepa un idioma extranjero en cualquier país es alguien que puede fácilmente mentirle. Siempre se consigue lo bueno de la gente común y cuando no se puede hablar con ella y no puede entendérsela, no se obtiene nada que valga la pena, excepto si lo que se busca es algo que tenga algún valor periodístico.


... Cuando habla sobre algo, nunca vuelve a escribirlo. Ahora, por ejemplo, sé que está a punto de comenzar a escribir.


            –¡Señor! Les aseguro que la vida literaria es lo más importante de todo –dijo Pop–. Y les aconsejo que no apuesten en contra.


... miré, como hacía todas las mañanas, aquella borrosa mancha de estrellas que los románticos de los astrónomos llamaban la Cruz del Sur. Todas las mañanas a aquella hora, observaba, como una ceremonia solemne, la Cruz del Sur.


            –Es la obra de un solo actor –dijo Pop–. Es necesario que la acción comience lo antes posible, y es lo que hay que hacer, y cuanto antes se acabe mejor. No crea que estas cosas son muy fáciles.


            Tenía las orejas retorcidas lo mismo que los masai. Viéndoles correr, tan hermosos y contentos, hacían que nos sintiéramos felices. Nunca había visto una amistad tan rápida y desinteresada, ni gente que tuviera un aspecto tan estupendo.


... Tenían esta actitud que hace que las personas se sientan hermanas, la seguridad inexpresada, pero instantánea y completa, de que se puede ser masai se proceda de donde se proceda. Esa actitud sólo la tienen los mejores ingleses, los mejores húngaros, y los mejores españoles; era lo que significaba la distinción más clara de la nobleza cuando ésta existía. Es una actitud ignorante y las personas que la tienen no sobreviven, pero conozco pocas cosas más agradables en el mundo que el encuentro con gente así.


..., pensaba que todas las regiones del mundo son la misma región y que todos los cazadores del mundo son el mismo cazador.


... No me importaba nada matar cualquier animal, con tal de hacerlo limpiamente, todos tenían que morir y mi interferencia con la muerte ancestral, provocada por el ciclo de las estaciones, que no se interrumpía nunca, era muy minuciosa y no me causaba sensación alguna de culpabilidad.


... Me gustaban estas tierras y me sentía como en mi casa, y donde un hombre se siente como en su casa fuera del país donde ha nacido, es allí donde quiere ir.


            Un continente envejece rápidamente una vez que nosotros llegamos. Los nativos viven en armonía con él. Pero el extranjero destruye, corta los árboles, consume y seca el agua, de lar forma que se altera el suministro de agua y, en poco tiempo, el suelo, una vez que el césped se revuelve y se cultiva, se estropea, la tierra comienza a desaparecer llevada por el viento como sucede en todo viejo país y como yo había visto que comenzaba a ocurrir en el Canadá. La tierra se cansa de ser explotada. La tierra se gasta rápidamente a menos que el hombre le devuelva sus propios residuos y los de sus bestias. Cuando deja de utilizar bestias y utiliza máquinas, la tierra le derrota rápidamente. La máquina no puede reproducir, no fertiliza el suelo, y se come lo que no puede cultivar. Un país está hecho para dejarlo como lo hemos encontrado. Nosotros somos los intrusos y después de muertos podemos haberlo arruinado, pero todavía está allí y no sabemos cuáles serán los cambios que vendrán después. Supongo que todos terminan lo mismo que Mongolia. 


... y ahora yo debía buscar cualquier otro lugar, como siempre había hecho el hombre, y éste era uno de los derechos fundamentales del ser humano. Siempre se puede volver.


(Las verdes colinas de África, Ernest Hemingway) 

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