martes, 27 de noviembre de 2012

gusanos caníbales

Ent.: Usted parece rehuir la sociedad literaria. ¿Por qué?

J. U.: Yo no, ¿o sí? Aquí estoy, hablando con usted. Al dejar Nueva York, en 1957, dejé atrás in lamentarlo el mundillo literario de agentes, de futuras promesas y de gente curiosa. Este mundillo me parecía poco sustancioso e interferente. Hemingway describió el Nueva York literario como una botella llena de gusanos que intentan devorarse unos a otros. Cuando escribo, apunto mi mente no hacia Nueva York, sino hacia un punto vago, ligeramente al este de Kansas. Pienso en libros dentro de bibliotecas, sin sus cubiertas, viejos, y en un adolescente rural que los encuentra y hace que estos libros le hablen. Las revistas, las pilas de revistas de Brentano, son sólo vallas que hay que saltar para colocar los libros en ese estante. De cualquier manera, en 1957 estaba lleno de algo de Pennsylvania que quería expresar, e Ipswich me proporcionó el lugar donde decirlo y en el cual vivir modestamente, educar a mis hijos y establecer amistades en bae a lo que hago como persona, en vez de lo que hago como escritor.

(John Updike. Conversaciones con los escritores, The Paris Review)

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