jueves, 28 de febrero de 2008

el libro de la semana

que tal a todos. hoy iniciamos una nueva sección en el blog, tengo la costumbre de pasar a la compu las frases que más me gustan de los libros que leo. así que hoy le toca a adolfo bioy casares y su increíble libro "el sueño de los héroes".

ciao.

El Sueño de los Héroes. Adolfo Bioy Casares (Fragmentos)

... Como las enfermedades curables, solamente podía solucionarse esta situación por una cura de tiempo. Tenía una vívida conciencia de no participar en la conversación.

-En el futuro corre, como un río, nuestro destino, según lo dibujamos aquí abajo. En el futuro está todo, porque todo es posible. Allí usted murió la semana pasada y allí esta viviendo para siempre. Allí usted se ha convertido en un hombre razonable y también se ha convertido en Valerga.
-No permito que se mofe del doctor.
-No me mofo –contestó brevemente Taboada- pero quisiera preguntarle algo, si no lo toma a mal: ¿doctor en qué?
-Usted lo sabrá –replicó en el acto Gauna- ya que es brujo.
Taboada sonrió.
-Está bien, muchacho –dijo; luego prosiguió explicando-: si en el futuro no encontramos lo que buscamos, será porque no sabemos buscar. Siempre podemos esperar cualquier cosa.

-A veces me pregunto –contestó Gauna- si no habría que tratar a las mujeres a la antigua, como dice el doctor. Pocas explicaciones, pocas zalamerías, con el sombrero entrado hasta las cejas y hablándoles por encima del hombro.
-Así no puede uno tratar a nadie –replicó Larsen.

Recordó el tiempo en que apenas la conocía de vista. Nunca imaginó que iban a quererse. Clara salía con muchachos del centro, que pasaban a buscarla en automóviles. Siempre había sentido que no podía competir con ellos; pertenecían a otro mundo, ignorado y si duda odioso; tratándola se hubiera puesto en ridículo, hubiera sufrido. Clara le había parecido una muchacha codiciable, lejana y prestigiosa, tal vez la más importante del barrio, pero fuera del alcance. Ni siquiera había tenido que renunciar a ella; nunca se atrevió a anhelarla. Ahora la tenía ahí: admirable como un animalito o como una flor o como un objeto pequeño y perfecto, que debía cuidar, que era suyo.

Para cambiar todo eso, habría que intenta una locura; no una simple locura, que sólo sirviera para agrandar el oprobio; una locura ingeniosa, que alterar todo, que dejara a la gente confundida, mirando para otro lado, sin recuerdos ya de este espectáculo francamente desolador. Pero le iba a fallar el ingenio y se sentía muy capaz de cometer una estupidez que lo cubriera de ridículo. O tal vez no. Tal vez le faltará el empuje necesario.

... Gauna se preguntaba si un hombre podía estar enamorado de una mujer y anhelar, con desesperado y secreto empeño, verse libre de ella.

-No siempre uno puede ser leal. Nuestro pasado, por lo común, es una vergüenza y no puede uno ser leal con el pasado a costa de ser desleal con el presente. Quiero decirte que no hay peor calamidad que un hombre que no escucha su propio juicio.

En el dormitorio pusieron la cama de dos plazas; cuando él propuso que compraran un catre, por si alguna vez uno se enfermaba, Clara contestó que no tenían por qué enfermarse.

-Ese valor, de que habla Gauna, carece de importancia. Lo que un hombre debe tener es una suerte de generosidad filosófica, un cierto fatalismo, que le permita estar siempre dispuesto, como un caballero, a perder todo en cualquier momento.

Le habían asegurado que las personas que viven juntas llegan a mirarse, primero, con desdén, y después con encono. El creía tener infinitas reservas de necesidad de Clara; de necesidad de conocer a Clara; de necesidad de acercarse a Clara. Cuanto más estaba con ella, más la quería. Al recordar sus antiguos temores de perder su libertad, se avergonzaba; le parecían pedanterías ingenuas y aborrecibles.

... En esa última noche de la gran aventura, Gauna y la muchacha son como dos actores que al representar sus partes hubieran pasado de la situación mágica de un drama a un mundo mágico.

Clara era una muchacha valerosa y, en la gente valerosa, la promesa de lucha despierta el coraje.

De acuerdo a lo previsto, el destino había tomado a su cargo la situación. Mientras pensaba en eso, intuyó que era falso, intuyó, tal vez, que el mundo no es tan extraño; mejor dicho, tiene su manera de ser extraño, fortuita o circunstanciada, pero nunca sobrenatural.

1 comentario:

MaYaNuSh K dijo...

Awww me ha encantadooo!!!

"En el futuro corre, como un río, nuestro destino, según lo dibujamos aquí abajo. En el futuro está todo, porque todo es posible."

Ciertamente todo es posible.. ayyy pero como solemos olvidarlo...