sábado, 24 de septiembre de 2011

trapos acartonados

hay muchas mujeres solteras en el mundo
con uno o dos o tres niños
y uno se pregunta adónde se han ido
los maridos adónde se han ido los
amantes
dejando atrás
todas esas manos y ojos y pies
y voces.
cuando paso por sus casas
me gusta abrir armarios y
mirar dentro
o debajo del fregadero
o en un ropero -
espero encontrarme al marido
o amante, que me dirá:
"oye, macho, ¿no te has fijado en esas
estrías? tiene estrías
y las tetas caídas y come
cebolla sin parar y se tira pedos... pero
yo soy un manitas. te arreglo cualquier cosa,
sé usar un torno fresador y
cambio yo solo el aceite al coche, sé jugar al
billar, a los bolos y podría ser 5° o
6° en cualquier maratón de campo
a través, tengo un equipo de palos
de golf, y un handicap de 15, por ahí. sé
dónde está el clítoris y qué hacer con
él. tengo un sombrero de vaquero con el ala
vuelta hacia arriba por los lados.
se me da bien la lazada y tengo buena pegada
y conozco todos los pasos de baile de moda".

y yo le diré: "mira, yo ya me iba".
y me iré antes de que me desafíe
a un pulso
o cuente un chiste verde
o me enseñe su tatuaje de baile en el
bíceps derecho.

pero en realidad
en los armarios no encuentro más que
trazas de café y grandes bandejas marrones descascarilladas
y debajo del fregadero una pila de trapos
acartonados, y en el ropero -más perchas
que ropa, y sólo cuando ella me enseña
el álbum de fotos y las fotos de él -
tan majo como un calzador, o un carrito de
supermercado sin ruedas atascadas-
se disipan mis dudas, y las
páginas pasan y hay un niño en un
columpio vestido de rojo y ahí está
el otro
persiguiendo una gaviota en Santa Mónica.
y la vida se hace triste pero inofensiva
y por tanto lo bastante buena
como para que ella te traiga un café en
una de esas tazas sin que él
te salte desde dentro.


(imaginación y realidad. Charles Bukowski)

No hay comentarios: