lunes, 17 de junio de 2013

Olet


En cambio en América ningún niño de padres bien situados tiene escrúpulos que le impidan ganar un par de centavos repartiendo periódicos, y esa falta de reparos ha cristalizado en los adultos en un hábito. De ahí que el europeo no avisado le parezcan todos los americanos gente sin dignidad, dispuesta a realizar servicios recompensados, así como, al contrario, éstos tiendan a considerar al europeo como un vagabundo e imitador de príncipes.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

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