martes, 3 de julio de 2012

Instancia de apelación




Pero fue el mismo Nietzche el que enseñó el amor fati, el “debes amar tu destino”… Aquel que ni ve ni tiene nada que amar acaba amando los muros de piedra y las ventanas enrejadas. En ambos casos rige la misma incapacidad de adaptación que, para poder mantenerse en medio del horror del mundo, atribuye realidad al deseo y sentido al contrasentido de la coerción. No menos que en le credo quia absurdum se arrastra la resignación en el amor fati, ensalzamiento del absurdo de los absurdos, hacia la cruz frente a la dominación. Al final la esperanza, tal como se la arranca a la realidad cuando aquélla niega a ésta, es la única figura que toma la verdad. Sin esperanza, la idea de la verdad apenas sería pensable, y la falsedad cardinal es hacer pasar la existencia mal conocida por la verdad sólo porque ha sido conocida… Es el mito lo que separa la crítica de Nietzche a los mitos de la verdad.


(Minima Moralia, T. W. Adorno) 

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