viernes, 22 de marzo de 2013

Adelante despacio


Pero cuando a una persona se le grita: “¡corre!”, desde el niño que debe ir a por el bolso que su madre ha olvidado en el primer piso hasta el preso al que la escolta le ordena la huida a fin de tener un pretexto para matarle, es cuando se deja oír la violencia arcaica que, de otro modo, dirige silenciosa cada paso.

(T. W. Adorno, Minima Moralia) 

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