domingo, 20 de noviembre de 2011

Conociendo a Miss Dougherty


En nuestra mesa también estaba el socio de Abe, Johnny Hyde, otro agente igualmente importante, a quien muchas estrellas habían confiado sus carreas. Johnny había descubierto a Lana Turner en una farmacia, y eso le había hecho famoso. Era tan bajito como Abe: ninguno de los dos llegaba al metro setenta. Cuando lo conocí, su aspecto robicundo me hizo pensar que era irlandés. Pero luego resultó que sus padres eran rusos y se apellidaba Haidebura. Su arrebolamiento se debía a que el corazó le funcionaba a toda marcha. A su lado estaba sentada su devota compañera, una joven de pelo claro, pero no rubio pajizo ni platino, como se lo teñería más adelante, sino de un color castaño claro encantador. Era guapa a la manera de las chicas de provincia americanas, y miraba a Johnny con un arrobamiento que reflejaba una admiración suprema y una dependencia absoluta. Era obvio que vivía gracias a su protección y que estaba segura de su apoyo, ya que a menudo él deslizaba la mano bajo la mesa en su dirección. La chica me echó una ojeada, pero tenía sumo cuidado de no mirar durante mucho rato a ningún hombre. Nos presentaron, pero no me preocupé de intentar enterarme de su nombre -no suelo preocuparme de ello cuando conozco por primera vez a alguien. Más tarde me enteré de que se había cambiado de nombre, siguiendo los consejos de su amante y agente. Antes se llamaba Norman Jean Dougherty, pero se convertía en Marilyn Monroe, nombre sintético tan adecuado como el mejor.

Esa unión tuvo un típico final trágico (para Marilyn). Johnny, tan activo como cualquier agente ágil, no gozaba de buena saludo y murió pronto. Con su muerte se puso en evidencia el terrible odio que su familia sentía hacia Marilyn. Yo creo que su amor por Johnny era tan puro y desisteresado como el que mostró por otras personas a lo largo de toda su vida, pero la familia de Johnny tenía otra opinión. Ella estaba a su lado cuando murió, pero la familia se encargó de llevarse el cadáver enseguida, prohibiéndole que volviera a verlo. Marilyn se enteró de que Johnny yacía "de cuerpo presente" en su casa, donde le estaban velando algunos familiares. A altas horas de la noche se introdujo en el piso utilizando el juego de llaves que tenía en su poder. Todos se habían ido a la cama; las velas estaban casi consumidas. Marilyn me contó que se tumbó sobre Johnny y se quedó inmóvil, amándole en silencio, hasta que oyó cómo empezaban a levantarse sus familiares por la mañana. Entonces se escabulló -estaba sola en el mundo.


(Mi vida, Elia Kazan)

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