martes, 8 de noviembre de 2011

¡No hay peligro a la vista!

Sí, si conseguía mantener mis necesidades al mínimo y mi mal genio bajo control, sonreír cuando fuera necesario y desaparecer (...) si conseguía vivir en la estrechez, sin responsabilidades ni obligaciones, resbalando y deslizándome, como dice la poesía negra, escondiéndome, esperando y saliendo a la superficie sólo cuando oyera el "¡No hay peligro a la vista!", haciendo tiempo hasta que llegara mi oportunidad, entonces, maldita sea, podría vivir mi propia vida algún día. ¿Quién se atrevería a decir que no?

Mi vida, Elia Kazan

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