sábado, 5 de noviembre de 2011

¡NO PODÉIS HACERME ESTO!

En cuanto a los caballos, me convertí en un auténtico estudioso del juego. Tenía alrededor de dos docenas de sistemas. Todos funcionaban, sólo que no podían aplicarse todos al mismo tiempo, porque estaban basados en diferentes factores. Mis sistemas sólo tenían un factor en común: que el público siempre tenía que perder. Uno tenía que determinar cuál era el juego del público y luego tratar de hacer lo contrario.

Uno de mis sistemas estaba basado en indicadores en la líneda de salida. Hay algunos números a los que el público es reacio. Cuando estos númerso llegan a una cierta cantidad de apuesta sobre el panel en relación con sus posiciones en la línea de salida, uno tiene un ganador de porceaje alto. Estudiando los gráficos de resultados correspondientes a muchos años de carreras en hipódromos de Canadá, Estados Unidos y México, descubrí una apuesta ganadora basada únicamente en esos indicadores. (El indicador señala el hipódromo y la carrera en la que el caballo apareció por última vez) El Racing Forum publicaba antes unos libros rojos, gordos y grandes, de resultados, por 10 dolares. Yo me los leía enteros durante horas, durante semanas. Todos los resultados tiene un modelo. Si uno consigue dar con el modelo, ya está. Y entonces se le puede decir al jefe que se meta el trabajo por el culo. Yo se lo había dicho a varios jefes, sólo para tener que buscarme otros nuevos. La mayor parte de las veces porque cambié o hice trampas a mis propios sistemas. La debilidad de la naturaleza es otra de las cosas que uno tiene que vencer en el hipódromo.

(...)

En cuanto a Cary Grant, tenía colgada una foto suya en el pabellón. Lleva unas gafas anticuadas y aquella sonrisa. Un tipo frío. Pero vaya jugador de caballos que era. Era un apostante de 2 dolares. Y cuando perdía sallía corriendo hacia la pista, agitadno los brazos y gritando: "¡NO PODÉIS HACERME ESTO!" Si sólo se va a apostar 2 dolares es preferible quedarse encasa, coger el dinero y pasarlo de un bolsillo a otro.

Por el contrario, mi mayor apuesta era de 20 dólares a ganador. Una ambición excesiva puede provocar errores, porque los desembolsos fuertes afectan a nuestros procesos racionales. Dos cosas más. No apostar nunca al caballo cuya valoración más alta de velocidad corresponda a su última carrera y no apostar nunca a un caballo que tenga una buena recta final.


(Peleando a la contra, Charles Bukowski)

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