martes, 15 de mayo de 2012

Invitación al vals



La felicidad decretada tiene además este otro aspecto: para poder repartirla, el neurótico con su felicidad devuelta debe también renunciar a la última partícula de razón que la represión y la regresión le hubiera dejado y, en honor del psicoanalista, entusiasmarse sin discriminación con las películas, con las comidas, caras pero malas, en los restaurantes franceses, con el drink más reputado y con el sexo dosificado. La frase de Schiller “la vida es sin embargo bella”, que siempre fue papiermaché, se ha convertido en mera idiotez desde que es pregonada en complicidad con la propaganda omnipresente a cuya lumbre también el psicoanálisis aportó su leña a despecho de sus otras posibilidades mejores… Es característico del mecanismo de la dominación el impedir el conocimiento de los sufrimientos que provoca, y del evangelio de la alegría de vivir a la instalación de mataderos humanos hay un camino recto, aunque estén éstos, como en Polonia, tan apartados que cada uno de sus habitantes puede convencerse de no oír los gritos de dolor. 


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

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