martes, 20 de marzo de 2012

notas sobre "El héroe de las mujeres"

El héroe de las mujeres

Aseguró Lartigue que a un hombre y a una mujer que van juntos por este mundo de Dios los aparta un abismo y que si en algunas ocasiones están de acuerdo, es por algún malentendido, sin duda voluntario. Dijo, para terminar:
-Cuando más orgulloso está el hombre de su desempeño, no es raro que para la mujer no haya motivo de alegría.


Para contar con orden lo que pasó debo empezar por Laura, por Verona, por el ingeniero y por el tigre. De Laura diré lo indispensable. Si me dejo ir, sobre ella escribo un libro y no me acuerdo del resto.


-El héroe de las mujeres –observó Laura- no siempre es el héroe de los hombres.
Lartigue contestó:
-Una gran verdad; pero no olvide, señora, que en las películas el héroe es uno solo.


-Con su permiso voy a hacerle una pregunta que desde nuestra conversación con Baroffio, en el monte de la tapera, me da vueltas en la cabeza. No lo tome a mal, pero ¿por qué le mintió a Baroffio?
En el acto respondió Lartigue:
-Porque usted decía la verdad y porque se me ocurrió que el oficial no iba a creerle.
-¿Por qué el oficial no iba a creerme?
-Porque lo que usted decía era bastante raro.
-A mí mismo me pareció raro, pero no en el primer momento, sino después, cuando recapacité. Lo que no entiendo es por qué usted pensó que yo decía la verdad.
-Porque dijo que vio al tigre cuando entraba por la ventana. Y que se llevó a la señora.
-Así fue.
-Y que era bruno. Y que tenía ese chaleco.
-Mientras lo contaba, no me parecía raro que el tigre fuera el viejo Bruno.
-Usted decía lo que vio.
-¿Cómo sabe?
-¿Recuerda que le hablé de un cuaderno?
-¿Marca Bachiller? No sé por qué me fijé en ese cuaderno, al asomarme a su pieza, la tarde que llegamos a la tapera. Es de admirar cómo Laura arregló los cuartos en un ratito. Qué arte para ordenar una casa.



(El héroe de las mujeres, Adolfo Bioy Casares)

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