miércoles, 7 de marzo de 2012

notas sobre "La historia del viejo y la jovencita"

La historia del viejo y la jovencita

… Las mujeres bellas ante todo parecen inteligentes. Un bello color o una bella línea son en efecto la expresión de la inteligencia más absoluta.


Cuando un joven se enamora, muy a menudo el amor provoca en su cere ro reacciones contra las que su voluntad no tiene nada que hacer. Muchísimos jóvenes que podrían descansar tranquilamente en su mullida cama, tiran la casa por la ventana creyendo que para asostarse con una mujer es necesario antes conquistar, crear y destruir. En lugar de esto, los viejos, a quienes se cree mejor protegidos de las pasiones, se abandonan con plena conciencia y entran en el lecho de la culpa sólo con las precauciones necesarias ante posibles enfriamientos.


… Cuando se necesita una mujer debe recordarse al rey David quien decía que del contacto con las jovencitas puede esperarse la juventud.


… Los jovenes, tras algunas experiencias o incluso antes de tener ninguna, se percatan en seguida de todo cuanto ocurre mientras que los viejos son amantes que se confunden con facilidad. El mecanismo de enamorar les falla aunque sólo sea en un pequeño engranaje.


… El ofrecimiento del amor es un bellísmo obsequio y gusta incluso cuando no se sabe qué hacer con el. En el peor de los casos puede ser como los títulos nobiliarios de los campesinos, que aunque de nada les sirven, los ostentan con orgullo.


… Durante algún rato el viejo se sintió bueno y generoso sin que su sentimiento fuese oscurecido por un pensamiento para sí mismo.


… Quiso calmarse recordando que los sueños no pertenecen a quien los sueña sino que son enviados por potencias ocultas.


Para poder observarla mejor la hizo sentarse al otro extremo de la mesa. La naturaleza debe de haber coordinado que los viejos vean mejor de lejos que de cerca con el proposito de que no tengan las cosas al alcance de la mano.


También aquella noche fue intranquila aunque no desagradable. El insomnio, cuando se alarga, se acerca al delirio. No todas las células permanecen desveladas. Ciertas realidades desaparecen y las que quedan despiertas se desarrollan sin freno. El viejo se sonreía a sí mismo como a un gran escritor.


Ahora sabía que amaba a la muchacha de las ropas de colores y sabía que la amaba como a una hija. La había poseído en la realidad y en el sueño, en los dos sueños. En ambos, -afirmaba el viejo convencido sin saber que los sueños se crean de noche pero se completan de día-


Puede ocurrir que un teórico publique en vida dos volúmenes completos en un intento de demostrar cuán mal funciona el mundo, al que critica sin ofrecer una solución posible. Puede que no se dé una solución factible ni siquiera cuando sus descendientes publican un tercer volumen, póstumo, dedicado a la reconstrucción del estado de cosas.


… el objeto del libro era, pues, demostrar por el bien del mundo, la necesidad de que el viejo fuese un ser íntegro y bueno. Según él el futuro del mundo, o sea, la potencia de los jóvenes que constituía dicho futuro, dependía de la ayuda y la enseñanza de los ancianos.


(La historia del viejo y la jovencita, Italo Svevo)

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