miércoles, 4 de abril de 2012

notas sobre "Máscaras venecianas"




... Me había acostumbrado a ser feliz y la vida sin ella no era imaginable. Yo le decía que un siglo no me alcanzaba para mirarla, para estar juntos. La exageración expresaba lo que sentía.


-Mirá, la gente desaparece. Uno rompe con una persona y ya no vuelve a verla. Siempre sucede lo mismo.


Pasé años aislado en mi pesadilla. Ocultaba la enfermedad como algo vergonzoso y creía, a lo mejor con razón, que si no veía a Daniela no valía la pena ver a nadie... Muchos opinan que la inteligencia es un estorbo para la felicidad.


-No me interesa una mujer idéntica. La quiero a ella misma.
Me replicó tristemente pero con firmeza.
-Entonces no conseguirás nada. Daniela me dijo que al ver tu cara en el bar comprendió que seguías queriéndola. Piensa que reanudar un viejo amor no tiene sentido. Para evitar una discusión inútil, cuando le dijeron que no corrías peligro, se fue en el primer avión.


(Máscaras venecianas, Adolfo Bioy Casares)

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