lunes, 2 de abril de 2012

Pez en el agua


Mientras para las profesiones intermediarias desaparece la base económica, la vida privada de incontables personas se convierte en la propia de los agentes e intermediarios; es más, el ámbito entero de lo privado es engullido por una misteriosa actividad que porta todos los rasgos de la actividad comercial sin que en ella exista propiamente nada con que comerciar… Hoy el que se inmiscuye en lo privado aparece como un arrogante, extraño e impertinente sin necesidad de que se le adivine propósito alguno. Casi resulta sospechoso el que no “quiere” nada: no se le cree capaz de ayudar a nadie a ganarse la vida sin legitimarse mediante exigencias recíprocas… De todo son capaces, incluso del amor, mas siempre de modo infiel. Engañan no por impulso sino por principio: hasta a sí mismos se valoran en términos de provecho que no se reparte con nadie.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

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