jueves, 4 de octubre de 2012

Bombo y sordina




como el verso de Rilke: “La pobreza es un lujo por dentro.”... El juicio sobre la expresión subjetiva no se emite desde fuera, en la reflexión político social, sino en las reacciones emocionales directas, cada una de las cuales, obligada a avergonzarse a la vista de la industria cultural, aparta el rostro de su imagen reflejada. Y en primer término está la proscripción del pathos erótico, de la que el desalojo de los acentos líricos no es menos testimonial que la sexualidad, sometida a una condena colectiva, en los escritos de Kafka. A partir del expresionismo, la prostituta ha llegado a ser en el arte una figura clave, al paso que en la realidad se extingue, porque sólo en la impúdica puede adquirir forma el sexo sin sentir pudores estéticos. 

(Minima Moralia, T. W. Adorno)

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