lunes, 8 de octubre de 2012

Tener un escritor en la familia


Es una noticia triste, pero no creo que puedas hacer nada para remediarlo. Puedo recordar el horror que invadió a mis padres cuando se dieron cuenta de manera contundente de lo que pasaba conmigo. Lo que tienes -y tienen ellos- que espera es que la vida se vuelva intolerable a causa de un hijo cruel, pendenciero, obstinado, caprichoso, peleón, irrazonable, nervioso, fugaz e irresponsable. Recibirás de él poca consideración, ninguna lealtad y una atención desesperadamente reducida. De hecho, querrás matarlo. Estoy seguro de que mi padre y madre pensaron a menudo envenenarme. No habrá descanso, para ti ni para él. Ni siquiera tendrá la decencia de tener éxito y si lo tiene, lo tomará como un fracaso; pues una de las caracteríticas de esta profesión consiste en que siempre se fracasa si el escritor es bueno. Y Dennis (Dennis Murphy) no es solamente un escritor, sino que mucho me temo que es un escritor muy bueno.

Me apresuro a ofreceros a ti y a Marie mis condolencias pero también debo deciros que os encontráis indefensos. Vuestra función de padre consistirá, de ahora en adelante, en sacarle de la cárcel, alimentarle cuando esté a punto de morir de inanición, observarle desesperados mientras él parece irracional; y la recompensa por todo esto resultará ser ignorados en el mejor de los casos; o insultados y vilipendiados en el peor. No pretendáis comprenderle, pues él mismo no se comprende. Por el amor de Dios, no le juzguiés con las reglas ordinarias de la virtud, vicio o fracaso. Todo mundo tiene su precio, pero el precio de un escritor, de uno verdadero, es sumamente difícil de encontrar y casi imposible de poner en ejecucción. El mejor consejo que puedo daros es que os mantengáis a un lado, que esquivéis los golpes y, en particular, que os protejáis el vientre. Si pensáis matarlo, más os vale hacerlo rápidamente o será demasiado tarde. No puede augurar paz para él ni para vosotros. Podéis llegar a negar el parentesco; hay mucha gente apellidada Murphy. [De una carta a John Murphy, 21 de febrero de 1957]


(John Steinbeck, Conversaciones con los escritores, The Paris Review)

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